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La iglesia del embalse de Sau es un foco de atracción turística en Cataluña.EL PERIÓDICO

LOS EFECTOS DE LA SEQUÍA

Los pueblos con los embalses secos, nuevo atractivo turístico

Al bajar el nivel del agua emergen las ruinas de poblaciones que fueron inundadas hace décadas

Fueron pueblos y hoy solo son ruinas. La sequía de este verano deja sin reservas embalses y pantanos y, ante este fenómeno, resurgen del agua las iglesias, las casas, los torreones y los puentes de localidades que tiempo atrás desaparecieron bajo las aguas. Una circunstancia que atrae a turistas, que se lanzan a comprobar por ellos mismos qué fue de aquellas poblaciones sumergidas a lo largo de la geografía española. Los turistas en busca de novedades han hecho de estos lugares uno de sus destinos favoritos de este verano.

Este es el caso del pantano de Mediano, en el Sobrarbe. Actualmente la capacidad del embalse se encuentra al 15% y donde antes había agua, ahora solo se observa una llanura atravesada por un pequeño río. El Gobierno de Aragón recomiendan visitar el castillo de Samitier, el desfiladero de Lo Entremón, su reserva natural y, cuando el pantano se encuentra bajo, la torre de la iglesia de Mediano. Una capilla inundada en 1969.

«El atractivo del torreón y de la zona está durante todo el año, aunque cuando el pantano está bajo son más los que se acercan a él», menciona Javier Carruesco, un alcalde pedáneo de La Fueva.

El río Ter es afluente del pantano de Sau en la comarca de Osona (Cataluña). Este embalse, junto con el de Susqueda, es la principal fuente de agua de Barcelona y se encuentran al 40 y 50 por ciento de su capacidad. En su orilla hay un club náutico y a 200 metros, durante la época estival, reaparece la Iglesia de San Román de Sau, la capilla de uno de estos pueblos inundados. «Cuanto más bajo está el pantano, más gente viene», dicen Paco García y Montse Masó, dueños del restaurante del club.

Aceredo es un pueblo congelado en el tiempo, concretamente tres décadas. Los edificios se mantienen tal y como estaban en 1992, solo que algo más dañados por el agua y el paso de los años.

Fue en el invierno de este mismo año cuando las casas del concello comenzaron a asomar debido a la agresiva explotación de la portuguesa EDP. Desde entonces, «los visitantes no han parado de llegar», comenta la alcaldesa del pueblo vecino de Lobois, Carmen Yáñez.

De Palencia a Orense

El puente de Villanueva del río Pisuerga es una de las joyas arquitectónicas que aparecen en la rivera seca del embalse de Aguilar (Palencia) cuando llega el mes de septiembre. Sin embargo, este año la aparición del puente se ha adelantado a principios de agosto.

Desde comienzos de mes se puede ver el puente románico por completo. Tan solo un poco de agua corre por debajo de sus piedras. Nada más. Entre los vecinos de la zona el puente es una «atracción» recurrente casi todos los veranos, explica Párbole. Aunque desde las oficinas de turismo del monasterio no promocionan esta visita porque el viaducto es un monumento histórico de la Edad Media que está en un estado de conservación frágil. Tampoco organizan rutas por este sendero.

En la vaguada del embalse As conchas (Orense) emergen cada verano las ruinas de un campamento militar romano, uno de los enclaves del antiguo imperio más importantes de la península Ibérica. La diferencia respecto a otros años es que este verano se puede apreciar con mayor claridad y durante más tiempo.

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