Falta más de un mes para las celebraciones navideñas, pero en algunos sectores la llevan preparando desde hace meses. Es el caso de las bodegas de Aragón que esperan que sus marcas de cava lleguen a los hogares de la comunidad pero también a los del resto de España y el mundo. Las expectativas de los productores de la comunidad son buenas y de hecho esperan alcanzar las cifras del año pasado, aunque no superar las de antes de la pandemia. Al menos en su mayoría. En lo que todos están de acuerdo es en que han tenido que subir los precios (una media del 7%), no tanto como deberían para compensar el incremento de costes y materias secas. Y avanzan que habrá que hacerlo más.
Desde Bodegas Langa consideran «difícil» hacer previsiones este año por «la situación económica», asegura César Langa, que reconoce que «sorprendentemente, las ventas van muy bien». En su caso, se prevén unas 450.000 botellas de entre todas sus marcas, «como todos los años», ya que ellos no han sufrido «mucho descenso» y «ya se han recuperado las ventas». Además, asegura que «todavía falta mucho» pero estarán presentes en «todos los canales de venta y cadenas comerciales», y que sea el cliente el que «elija», a lo que hay que sumar la importación (alrededor del 40%).
En Bodegas San Valero se esperan vender unas 300 o 350.000 botellas, pero «todavía es pronto porque el mercado nacional se concentra dos semanas antes de Navidad; aunque en su caso, fuera de España irá el 75% , señala Javier Domeque.
También tienen unas previsiones parecidas a las del año pasado desde Bodegas Monasterio de Veruela, de unas 20.000 botellas, aunque reconocen que los pedidos «se están retrasando» porque «no hay tanta alegría como otros años», señala Susana Ruberte. En Bordejé, sin embargo, «no nos gusta dar cifras», pese a que aseguran que «las previsiones siempre creemos que van a ser maravillosas» pero también insisten en que «son productos para el disfrute pero cuando uno no se pueden juntar...»
Han tenido que aumentar el precio del producto –no lo ha hecho Bordejé–, sobre todo por el aumento del coste del vidrio (un 60%) o el cartón, además de la luz, la logística o el transporte y todos reconocen que ese incremento no compensa al 100% esos gastos de más. En Langa, «intentamos aguantar pero ha sido imposible», así que han subido entre el 5% y el 10%, resultado de las subidas del año pasado pero «el incremento de este ha sido importante y al año que viene se dice que será igual», señala. En San Valero también lo han aumentado entre el 7 y el 10% y en este 2021 ya llevan dos crecidas pero «no es suficiente» pero piensan también en el consumidor, al que todo le sube y repercute en la cesta de la compra». Y lo mismo en Monasterio de Veruela (7%) ya que «hemos tenido que ajustar». Además, todos coinciden en que en enero aumentarán esos costes que después tendrán que repercutir de nuevo en el cava aragonés.