La crisis del gigante eólico impacta en la comunidad

Crisis en Gamesa: el mal giro eólico que azora a 60 turiasonenses

La incertidumbre se apodera de la fábrica de Siemens Gamesa en Ágreda, donde se fabricó la turbina que abre un agujero de 4.500 millones y en la que un quinto de la plantilla reside en Tarazona

Asamblea de trabajadores y trabajadoras en la planta de Siemens Gamesa Ágreda, en septiembre

Asamblea de trabajadores y trabajadoras en la planta de Siemens Gamesa Ágreda, en septiembre / FACEBOOK / CCOO

Una duda lacerante eclipsa el futuro a corto plazo de los cerca de 60 turiasonenses que ensamblan aerogeneradores en la fábrica de Siemens Gamesa en Ágreda. Son la quinta parte de la plantilla de la factoría ubicada en el municipio soriano, en las faldas castellanas del Moncayo, la única de la multinacional en España donde se construyen torres eólicas que tenía asegurado un futuro en el medio plazo. Los trabajadores –270 aragoneses, sorianos, navarros y riojanos– están ahogándose en un mar de dudas porque la empresa alemana que se fusionó con la vasca Gamesa en 2017 tiene un agujero sin fondo por los problemas tecnológicos detectados en las turbinas de los modelos 5.X y 4.X.

Esas nacelles (turbinas) que se fabrican en Ágreda –aunque poca culpa tienen del diseño–, además de en otras tres fábricas en España, harán perder a Gamesa 4.500 millones de euros este año. La matriz, Siemens, ha pedido ayuda financiera al gobierno alemán mientras el Ejecutivo español ya negocia con la banca un rescate a la multinacional con la presión de los sindicatos, que rumian movilizaciones por el mantenimiento del empleo. Y entre el baile de cifras que arroja la prensa salmón los que tiemblan son los trabajadores.

«Nos estamos peleando por el KH-7, limpiando sobre limpio porque no nos pueden ver quietos. Aquí nadie nos dice nada ni nos da trabajo que hacer», dice una trabajadora nacida en Tarazona y vecina del municipio. Ella fue una de las que encontró estabilidad laboral en una industria pujante, la eólica, después de llevar 15 años alternando en empresas de trabajo temporal. «Por fin había encontrado una cosa estable, y ahora, de repente, esto…», relata la mujer, madre soltera de un niño de siete años.

Si no hay ningún cambio, la carga de trabajo de la planta de Ágreda está asegurada hasta el 30 de septiembre de 2024. En apenas siete meses tendrán que ensamblar la misma producción que normalmente sale en un año. Lo harán gracias a la flexibilidad negativa recogida en el convenio que ahora rige los tiempos de trabajo en la factoría. Es decir, que la paralización de la producción conlleva una reducción de horas durante los próximos meses para recuperarlas en el primer semestre de 2024, para cuando se espera el aluvión de pedidos tras la modificación de las turbinas.

«El panorama es gris oscuro casi negro porque Gamesa ha perdido su credibilidad ante los clientes. Tanto cambio de directivos (tres presidentes y cuatro CEO en seis años) hacen evidente que el barco va a la deriva. Los jefes de la primera línea de Gamesa han ido saliendo y de la empresa se ha apoderado el oscurantismo», critica Juan Carlos Álvarez, el delegado sindical de CCOO en la fábrica de Ágreda y miembro del comité intercentros de Gamesa.

"Es un sabor amargo, agrio"

Sin embargo, los nubarrones de Gamesa vienen de los aerogeneradores con taras que se ensamblaban en Ágreda. La dirección del gigante eólico ha puesto el dedo acusador en las líneas de producción de la factoría soriana, lo que solivianta a la plantilla de la fábrica. «Lo que peor ha sabido es que se le eche la culpa a la planta de Ágreda. Es un sabor amargo, agrio, que nos estén echando la mierda encima cuando simplemente ejecutamos el diseño. Son noticias que no centran el tiro: están echando la culpa del agujero de Siemens a Gamesa», lamenta un trabajador vecino de Ágreda, con familia en Tarazona, que prefiere guardar el anonimato. «Hemos visto caer la producción de diez máquinas semanales a una. Estamos prácticamente improvisando. Creo que la planta tampoco sabe lo que va a haber. Estamos esperando ordenes para ver qué montamos, pero no hay nada», critica el hombre.

Los testimonios consultados en este artículo coinciden en señalar que algo raro se veía, que nunca parecieron «productos fiables». «Se han paralizado las ventas y la producción hasta que se arregle. Lo último que nos han trasladado, hace dos semanas, era que estuviéramos tranquilos, pero nos dicen que todo depende del negocio», explica Juan Carlos Álvarez.

La cuestión es que la de Ágreda es la única factoría que monta las nacelles (turbinas) de los aerogeneradores terrestres de la multinacional. Inaugurada en 2003, ha sido desde entonces un motor industrial de la olvidada frontera soriana y un centro neurálgico del empleo de las provincias colindantes, es decir, Navarra, La Rioja y el extremo occidental de Zaragoza. Precisamente en esta última se ubicaba la factoría de Gamesa en Tauste, que la dirección clausuró en 2015 destruyendo 40 empleos tras el fracaso del proyecto del aerogenerador G-10.