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Ribera contactará con Azcón tras su petición para que escuche a Aragón al igual que a Cataluña sobre el trasvase del Ebro

El presidente de Aragón vuelve a recalcar su no rotundo a un trasvase que no es "justo ni sensato" y reprocha a los dirigentes catalanes haber estado "más pendientes" de otros temas

" Tememos que si los independentistas catalanes ponen un trasvase como un nuevo chantaje, el Gobierno de Sánchez aceptará"

Jorge Azcón, durante la reunión con el presidente de la CHE, Carlos Arrazola

Jorge Azcón, durante la reunión con el presidente de la CHE, Carlos Arrazola / Jaime Galindo

Arturo Pola

Arturo Pola

Una vez más, el presidente del Gobierno de Aragón, Jorge Azcón, se mostró tajante acerca de su posición sobre un hipotético trasvase del Ebro. «Nuestra postura es cristalina: no al trasvase del Ebro. En Aragón no sobra agua», incidió el mandatario aragonés, quien aseguró haber pedido por carta a Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica, una reunión «urgente» al igual que la que va a mantener con Cataluña para abordar posibles medidas para paliar la sequía.

«Entiendo perfectamente que la ministra se reúna con los responsables de la Generalitat, pero con los del Gobierno de Aragón, también. No me cabría otra posibilidad en la cabeza. Es imposible», advirtió Azcón. «No se puede tomar ninguna decisión sobre el Ebro sin escuchar antes a los aragoneses. El trasvase no es justo ni sensato», añadió. Tras estas declaraciones, este diario pudo saber que las exigencias del presidente del Gobierno de Aragón llegaron de inmediato a la Teresa Ribera y la ministra se ha comprometido a contactar con Jorge Azcón para recibirle. No obstante, fuentes del propio Ministerio de Transición Ecológica aseguraron que, por el momento, Cataluña no ha hecho ninguna petición de trasvase.

Cuestionado por la extrema situación que sufre la comunidad vecina, el aragonés aseguró que son los dirigentes catalanes los que tienen que «proponer medidas» y que desde Aragón esperan ser informados para valorarlas. Aunque, eso sí, recordó que en otras ocasiones se ha llevado agua en barcos cisterna «sin necesidad de construir ninguna tubería». No obstante, el presidente del Ejecutivo afirmó que «evidentemente habrá que atender» a lo que proponga el Ministerio para solucionar esa falta de agua.

Para Jorge Azcón, uno de los principales problemas para haber llegado ahora a esta situación es que Cataluña es que ha estado más pendiente de otros temas. «Han estado mucho más pendientes de la independencia y de la amnistía que de que los catalanes beban agua y se han equivocado en las prioridades». A juicio del presidente aragonés, si hubieran invertido «el mismo esfuerzo» en infraestructuras hidráulicas, «posiblemente no tendrían los problemas que están teniendo», reflexionó Azcón, lanzando un dardo a sus homólogos catalanes.  

Preocupación

Jorge Azcón continuó su discurso arremetiendo esta vez contra el presidente del Gobierno español y sus socios catalanes. «Aunque el PSOE haya dicho una cosa, mucho nos tememos que si los independentistas catalanes ponen un trasvase como un nuevo chantaje, el Gobierno de Sánchez aceptará», auguró un Azcón que, ante esta posibilidad, quiso recalcar su «extrema preocupación porque ya se han visto cesiones «que pensábamos que era imposible que se produjeran», en referencia a la ley de amnistía o a los indultos. En ese sentido, volvió a reclamar a la ministra y portavoz, Pilar Alegría, «la única aragonesa del Gobierno», que se pronuncie sobre si apoyaría o no un posible trasvase y se mostró sorprendido por su silencio.

Aunque, en el debate sobre la posibilidad del trasvase, además de los políticos catalanes, Jorge Azcón puede tener el enemigo en casa, incluso dentro de su propio Gobierno. El jueves, sus socios de Vox se negaron a votar una iniciativa en contra de cualquier trasvase del Ebro y el líder nacional del partido, Santiago Abascal, criticó a la «derechita autonomista» por no apoyar un plan hidrológico nacional que incluya transferencias entre cuencas. Ante esta situación, el presidente autonómico sostuvo que lo que se vio en las Cortes son «distintos partidos políticos con distintas posiciones». «Es algo que no ha cambiado y que no es nuevo», remató un Azcón que defendió la idea de que el debate del agua «no es una cuestión de valentía, sino de hablar con cabeza».

Volviendo a los problemas en Aragón, el dirigente del Ejecutivo autonómico aseguró que «esta terrible sequía demuestra que no sobra agua y que, además, necesitamos gestionar con más eficacia la que tenemos. Es la única forma de garantizar el agua para el sector primario». Por ello, Jorge Azcón, indicó que «es necesario que el Gobierno de la nación acometa las obras hidráulicas pendientes. Se trata de una demanda histórica de nuestros regantes y un vector evidente de desarrollo para Aragón. En la actualidad, avanzan las obras en Almudévar, Mularroya, Santolea y Yesa, aunque con retraso. No es suficiente. Necesitamos recuperar también el proyecto de Biscarrués para aumentar la regulación del río Gállego». Biscarrués quedó fuera del último plan hidrológico de cuenca, que eliminó una treintena de embalses que, en palabras de Azcón, permitirían almacenar más agua para los años hidrológicos «malos» como el actual. Por su parte, la alcaldesa de Biscarrués, Lola Giménez aseguró no estar preocupada por esas declaraciones porque insistió en que es un pantano «legalmente desestimado».

Antes de comparecer ante los medios, el presidente del Gobierno de Aragón se reunió con el nuevo presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), Carlos Arrazola. Azcón destacó que la CHE es un organismo ligado históricamente a una gestión «eficiente y sensata» del agua y se ha mostrado convencido de que así va a seguir siendo en los próximos años y subrayó que presado que «es un orgullo que Aragón acoja la sede del que fue «el primer organismo en el mundo que se creó para tratar de forma unitaria los problemas del agua en una cuenca hidrográfica».

«Los retos actuales en materia hídrica son evidentes. En estos momentos, los agricultores y ganaderos aragoneses se enfrentan a una gran sequía que está poniendo en jaque sus explotaciones y, como consecuencia, destruyendo trabajo en el sector primario y encareciendo los alimentos que llenan nuestras despensas. La sequía ha reducido nuestras cosechas al menos en un 50% en el último año y ha provocado pérdidas de 1.500 millones», explicó Jorge Azcón con unos argumentos que le valieron para volver a incidir en que en Aragón «no sobra agua».