La opinión de José Juan Arceiz Villacampa | ¿Y si nos atrevemos a brillar?

Aragón es históricamente cuna de talentos. Atesora grandes personalidades en todas las disciplinas de las ciencias, las artes y las letras. Francisco de Goya en la pintura, Félix de Azara en la Antropología y el Naturalismo, Joaquín Costa, en la política y las Ciencias sociales, en la medicina Miguel Servet, Martina Bescos y el premio Nobel, Santiago Ramón y Cajal son quizá los más célebres.

Nuestra tierra ha nutrido el acervo cultural del país con ejemplos como los hermanos Saura en las artes y el cine junto a Buñuel. Podría seguir con María Moliner, Fernando Lázaro Carrater y Ramón J. Sender en la Lingüística y Literatura, con María de Ávila en la danza; o la soprano Pilar Lorengar y el tenor Miguel Fleta en la música junto al compositor Antón García Abril, o nuestro polifacético y querido José Antonio Labordeta.

Y tenemos proyección en figuras como Paula Ortiz y Pilar Palomero en el séptimo arte, Irene Vallejo en la escritura, o Salma Pallaruelo en el campo deportivo, sin olvidar a Enrique Bunbury y Héroes del Silencio en lo melódico.

Eso es y mucho más talento aragonés, también el de los rostros anónimos. Hoy necesitamos más para ser una comunidad reconocida y debemos incentivarlo y conservarlo. Tenemos los mimbres; las personas, solo faltan las herramientas, principalmente recursos económicos; y disponemos de centros de investigación. Aragón debe ser una factoría de talento.

La digitalización ya está aquí y la IA será determinante para marcar nuestro lugar en el futuro

La Universidad de Zaragoza no deja de producirlo y muchas de nuestras empresas comparten esa inquietud creando patentes de sus productos, algunos nos acompañan en lo cotidiano como la fregona o la olla express.

En cuanto al mercado laboral, UGT advirtió que da señales de envejecimiento y a pesar, de contar con más mujeres y extranjeros en todos los sectores de actividad, hay margen para potenciar su presencia y permanencia: No estamos en disposición de renunciar a su talento. Tampoco al de nuestra juventud; y para tener oportunidades necesitan ser acompañados en su elección profesional mediante un plan de orientación educativa y laboral.

Para afrontar el desarrollo tecnológico es necesario también un contrato social entre la Universidad, los centros de investigación, el Gobierno de Aragón y los agentes sociales. La digitalización ya está aquí y la IA será determinante para marcar nuestro lugar en el futuro. Podremos seguir desojando la margarita, pero dar el salto solo depende de nosotros; empecemos a creerlo y a soñar en grande. Aragón merece que lo situemos en primera división; si no lo hacemos solo nosotros seremos responsables.