Buena parte de los zaragozanos la conocen por ser una de las protagonistas del Lunes Santo cuando la Virgen de Los Dolores procesiona por las calles de Montemolín, pero detrás de ella hay nada menos que 100 años de historia y este barrio de la ciudad va a celebrarlo con una exposición.

La muestra se inicia este 1 de septiembre y se enmarca dentro de los actos de celebración del Año Jubilar concedido por el arzobispo de Zaragoza, Carlos Escribano, a la iglesia parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, con motivo del centenario.

La primera parada de la exposición fotográfica será el Centro Cívico Salvador Allende. Concretamente se ubicará en los pasillos inmediatos a la Junta Local de Las Fuentes desde este jueves hasta el próximo martes día 13 de septiembre. Ya en la segunda quincena de septiembre se instalará en la propia parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, donde estará abierta hasta el 9 del mismo mes.

Posteriormente se realizará en la Sala de Exposiciones del Centro Cívico Teodoro Sánchez Punter, donde permanecerá durante treinta días. El 15 de noviembre y hasta finales de año su ubicación será el Centro de Mayores del Centro Cívico Salvador Allende.

Virgen de los Dolores. ÓSCAR PUIGDEVALL

La imagen que goza de gran fervor entre las gentes del barrio se adquirió por la suscripción popular de los vecinos del barrio de Montemolin en el año 1922. Inicialmente estuvo en el Reformatorio del Buen Pastor, en Torre Ramona y se trasladó a la parroquia de Nuestra Señora de Los Dolores el 24 de Julio de 1970, recién terminada su construcción. Se celebró la primera misa, presidiendo la imagen de la virgen el 25 de Julio de 1970.

Antes, durante los años de la guerra civil, estuvo escondida en varias casas de fieles, consiguiendo salvarse hasta la actualidad.

Se desconoce quién fue el imaginero artífice de su hechura, pero si que mide 1,30 de altura total sobre un pedestal de 0,30 x 0,30. No es una imagen de candelero, sino que toda ella es de madera, con brazos articulados para poderla vestir .

En los comienzos aparecía vestida con una austera túnica negra, y un manto del mismo color; festoneados ambos por galones dorados. Una sencilla aureola con doce estrellas coronaba su cabeza. Más tarde se fueron sustituyendo diversos elementos que hermosearon y enriquecieron la imagen. Así la aureola se cambió por una corona de plata de 0,30 cm de diámetro, con doce estrellas y una inscripción que reza: Recuerdo de Valero León y Rosa Sierra 15-9-1924. Esta se enriqueció hace una década con las joyas de decenas de vecinos.

Los Mayordomos

Siguiendo una costumbre tradicional en Aragón, la imagen de la santísima Virgen, se conservaba con honor en sucesivos domicilios del barrio, los montemolineros se turnaban durante un año, a contar del 15 de Septiembre, y el varón cabeza de familia ostentaba el nombre de “mayordomo”. Las puertas de sus domicilios estaban abiertas a los demás vecinos que, a lo largo del año quisieran visitar a la Virgen para rendirle homenaje de su devoción. Al llegar el 15 de septiembre, la imagen era trasladada procesionalmente a la capilla del Reformatorio del Buen Pastor y, una vez finalizados los cultos, también en procesión se llevaba al domicilio del nuevo mayordomo.

Junto a la imagen mayor de los Mayordomos, circulaba una “capilla domiciliaria” con una imagen más pequeñita; esta capilla confeccionada en madera y una imagen de la Santísima protegida por un cristal, se trasladaba de casa en casa, cada mes o semanalmente por las parroquianas que lo solicitaban. Una lista con los nombres de cada una de ellas se incorporaba a esta pequeña imagen y así, finalizado el tiempo se pasaba a la siguiente devota.

Durante la guerra civil

La imagen quedó depositada, según señala la asociación de vecinos de Montemolín, en la capilla del reformatorio y no se pudieron hacer las tradicionales procesiones, por el ambiente hostil a la iglesia que se respiraba en España.

Según relató José Luis Olmos: "Yo no había hecho la Comunión. La Virgen estaba en el Reformatorio de los Frailes, pues no se podían hacer las tradicionales procesiones a las casas de los Mayordomos. Pero los quince de septiembre los celebrábamos en la capilla con los frailes. Un reducido grupo de hombres se enteraron que algunos querían hacer desaparecer la Virgen. “El Bombillero”, que tenía una tienda de ultramarinos y un coche Land Rover, despistó a los malintencionados haciéndoles creer que la imagen iba en el coche , mientras mi abuelo la sacaba , tapada con una manta , por la puerta trasera que había junto a la balsa, para el riego de la huerta del Reformatorio y llevaron a la Virgen a casa de uno de los mayordomos, que vivía en Miguel Servet, para así mantenerla libre de cualquier peligro”. Allí la colocaron en un altar y las mujeres le llevaban flores y rezaban rosarios.

Terminada la contienda civil de 1936-1939, volvió a depositarse la imagen en sucesivos domicilios de los mayordomos.

No cabe duda que durante los años de la guerra civil del 36 y posteriores, Montemolin trató de ser un barrio activo, pero la tristeza ahondaba en sus habitantes, ya sea por la falta de juventud desplazada por la contienda, por los heridos que volvieron del frente , o por los fallecidos en ella. Todos los montemolineros al igual que los zaragozanos, quedaron marcados para siempre, a todos ellos les esperaban unos tiempos de racionamiento, de duelo y de trabajo duro, para levantar nuevamente todo lo destruido.

Fiestas con niños y el alcalde

El día de la fiesta principal ( 15 de Septiembre), un nutrido coro musical interpretaba en la misa solemne las grandes partituras de Perosi, Palestrina etc. Los mejores oradores sagrados eran invitados a predicar la homilía. Por la tarde una procesión recorría todas las calles del barrio. Abría la marcha la banda de tambores y cornetas del Reformatorio. Acompañaban a la Virgen con los Terciarios Capuchinos, el clero parroquial ( los primeros años de San Miguel de los Navarros, luego de San Vicente, mártir) y las diversas congregaciones religiosas existentes en el distrito, como los Carmelitas , que residieron por algún tiempo en la Capilla de Cristo Rey, los Marianistas que ocupaban el Palacio de Larrinaga, y los Hermanos de las Escuelas Cristianas de la Salle, entre los que nunca faltaba el siervo de Dios Hermano Adolfo, el gran apóstol de Montemolin.

Formaban parte también los alumnos de todos los colegios del barrio con sus maestros. Cerraba el cortejo la presidencia civil : alcalde de la ciudad, gobernador civil, presidente de la Diputación, jefe superior de policía, directores generales de la Granja agrícola, de los Tranvías de Zaragoza , de Minas y ferrocarriles de Utrillas, todos ellos acompañados por el alcalde del barrio y otras autoridades. Finalmente, la Banda de Música de la Diputación Provincial dirigida por el Maestro Borobia, cerraba la comitiva