A Bilal M., el joven que agredió a un inspector de la Jefatura Superior de Policía de Aragón por pedirle que usara la mascarilla en un bus urbano en Zaragoza, le va a salir especialmente caro lo que hizo. Y es que no solo se enfrenta a 6 años de cárcel por la paliza, que es muy probable que consiga reducir la condena previo pago de una cuantiosa indemnización, sino que tendrá que responder por el pasaporte falso que le descubrieron entre sus pertenencias.

La Fiscalía solicita una condena de dos años de cárcel como supuesto autor de un delito de falsedad documental, así como el pago de una multa de 2.400 euros. Se apoya en un análisis del documento realizado por la Brigada de Policía Científica de Alicante, ciudad a la que huyó y en la que fue detenido, defendido por la abogada Claudia Melguizo, al fugarse tras la agresión.

En el estudio de los documentos que usaba Bilal M., marroquí de 29 años, destacan varias características que demuestran que son realizados ad hoc para evadir la acción judicial. Resaltan los investigadores que el pasaporte coincide con el modelo original en lo que respecta a sus características morfológicas tales como formato, dimensiones y contorno de las esquinas, pero observan que el soporte original presenta una confección en policarbonato y no en papel como es el que llevaba el delincuente. Pero no es la única divergencia que encuentra Científica puesto que la impresión está realizada sin los sistemas de seguridad propios de este tipo de documentos como marcas de agua.

Ocurre algo muy similar con la carta de identidad. Gracias a una visualización con potentes lentes de aumento comprueban que la impresión usada para la cumplimentación de los datos biográficos no emplea el grabado láser con y sin relieve sino la sublimación de tinta en sus grafías. Tampoco ven relieves. De ahí que la conclusión en ambos sea que son: «íntegramente falsos». Todo porque en España tenía vigente una orden de expulsión por estar en situación irregular en el país. Pero el análisis de la Policía Nacional ha ido más allá y han tratado de saber si los usó en algún sitio, pudiendo determinar que se alojó en un apartahotel de Benidorm (Alicante) entre los días 17 y 21 de agosto de este año, dos meses antes de que agrediera al agente.

Análisis del carnet intervenido al detenido. EP

La Policía Nacional destacó en el mismo informe que el día de su detención llevaba consigo estos dos documentos y que estaba coordinado con un vehículo que iba a acudir a recogerlo al número 5 de la calle Arquitecto Guardiola en la que se ocultaba. Se había preparado una bolsa de equipaje con sus enseres y ropa personales, por lo que no dudan en asegurar «su clara intención de sustraerse a la acción de la Justicia por todos los medios a su alcance».

Ocho días estuvo en paradero desconocido tras la agresión en plenas Fiestas del Pilar del año pasado. En el interior de un autobús urbano de la línea 32 coincidieron los dos. Entonces, según la investigación policial, el agente pidió al acusado hasta en dos ocasiones que hiciera uso de la mascarilla, respondiendo este con expresiones tales como «vete a tomar por culo» o «vete a la mierda».

Ante ello, el inspector sacó su placa y carnet profesional y le pidió una tercera vez que se pusiera el tapabocas. La reacción fue agresiva, comenzando a grabar con su teléfono móvil y gritando al inspector expresiones como: «Pégame, pégame ahora». De repente, tomó impulso desde las barras del autobús próximas a él y de forma inopinada propinó al policía nacional una fuerte patada en el pecho que provocó que cayera de espaldas sobre unos asientos que se encontraban detrás. Sin poder defenderse le propinó varios puñetazos en el rostro para, seguidamente, huir.