Arnold Schwarzenegger se impuso una dura dieta para volver, a los 55 años, a las medidas que tenía a los 36. Financió de su bolsillo los 1,4 millones de dólares que costaba una larga y espectacular escena de acción que de otra forma nunca hubiera llegado al celuloide. Tuvo que pasar por quirófano y rehabilitación para curar un hombro dislocado durante el rodaje. Aparcó incluso, aunque sólo de momento, sus ambiciones para presentarse a gobernador de California. Se puede decir que lo ha hecho todo por Terminator 3: Rise of the machines .

Con un sueldo de 30 millones de dólares (26,1 millones de euros) --el más alto pagado nunca en la historia-- y la vuelta a interpretar el personaje que más fama le ha dado y que encarnó por última vez hace 12 años, ¿alguien se extraña?

Desde que en 1984 se enfundó por primera vez la chaqueta de cuero negra que vuelve a lucir desde el jueves en las pantallas de Estados Unidos, el papel del T-101 es el favorito del roble austriaco . Y ha vuelto a él pese a que tras las cámaras, por primera vez, no estaba quien lo convirtió en lo que es: James Cameron.

UNA ODISEA

Lo cierto es que lograr que se rodara la tercera entrega de Terminator fue una odisea, un complicado viaje del que acabaron apeándose Cameron y Linda Hamilton, la mujer que dio la réplica a Schwarzenegger.

Después de Terminator 2: juicio final , la productora Carolco Pictures entró en bancarrota. Tras una intensa lucha por los derechos de la franquicia, éstos acabaron en manos de Mario F. Kassar y Andrew G. Vajna, y cuando Terminator 3 se puso en marcha ya no estaban asociados al proyecto ni Cameron ni Hamilton. Tampoco Edward Furlong, el joven que interpretaba en la segunda entrega a John Connor, el humano elegido para salvar al mundo y al que el T-101 intentó matar antes de nacer en la película original, para pasar a protegerlo en la continuación.

En el 2001 se contrató a Jonathan Mostow, un nombre menos potente que el del director de Titanic , pero que demostró su capacidad en una película de género complicado como el de los submarinos, U-571 . Se retocó el guión de Tedi Sarafian y se reunieron los 170 millones de presupuesto que convierten la tercera parte en la cinta más cara de la historia.

El argumento sigue unido al de las entregas previas. Skynet, el letal complejo mecánico que intenta asesinar desde el futuro a Connor en el pasado, envía esta vez para lograr su objetivo a T-X, una espectacular y casi indestructible máquina, dentro del cuerpo de Kristanna Loken, que nace desnuda en un escaparate de Beverly Hills. T-101 también aparece desnudo en el desierto y, tras robarle su uniforme a un striper , vuelve a ayudar al veinteañero Connor (Nick Stahl). Este, junto a una veterinaria también amenazada (Claire Danes), tendrá tres horas para enfrentarse al futuro y salvar al mundo de una guerra nuclear.

La presencia de un elegido ha hecho que proliferen las comparaciones con The Matrix , que también se intentan realizar en el apartado de los efectos especiales de una serie que marcó un hito hace 12 años. Terminator 3 los tiene, pero no son el eje fundamental. "Enseñamos otra cosa que es muy impresionante: la fuerza bruta", defiende Schwarzenegger. ¿Alguien le pide más?