El diestro Enrique Ponce cortó la única oreja de la corrida celebrada ayer en Teruel, en la que César Jiménez también pudo obtener un trofeo, aunque el presidente se lo denegó y tuvo que conformarse con una vuelta al ruedo. Se lidiaron toros de Román Sorando, correctos de presentación, mansos en general y de juego desigual.

Enrique Ponce: silencio y una oreja tras un aviso.

Manuel Caballero: silencio y ovación.

César Jiménez: vuelta al ruedo tras petición y ovación.

Ponce tuvo como primero a un toro parado con el que el valenciano insistió por uno y otro pitón con la muleta. En un intento de circular salió mal parado y cayó en la cara del toro, aunque todo quedó en un susto. En el cuarto, escuchó un aviso antes de entrar a matar por alargar la faena de muleta que fue intensa e importante.

El primero de Caballero fue un manso que se refugió en chiqueros tras las banderillas por lo que el diestro no pudo darle dos muletazos seguidos. En su segundo se vio obligado a torear a media altura dadas las pocas fuerzas del animal.

César Jiménez se mostró valeroso con el tercero, un toro manso y sin recorrido que le dio un topetazo del que salió por los aires en el inicio de la faena de muleta cuando intentaba pasar al toro de rodillas. Se pidió la oreja que el presidente no concedió. En el sexto, Jiménez de nuevo comenzó la faena de rodillas y pronto se dio cuenta de que el animal no tenía recorrido.

Por otro lado, Pamplona sufrió ayer un espectáculo gris y aburrido debido a los complicados toros de Adolfo Martín y a una terna de toreros afligidos, sin ánimos ni recursos. Fernando Robleño consiguió vuelta tras petición de oreja y silencio; Javier Valverde, silencio tras un aviso y silencio; y Serafín Marín, silencio y silencio tras aviso.