Al levantarse el toldo negro del camioncillo apareció un escenario diminuto con la batería, los micros y los bafles. De una furgoneta salieron cinco músicos que aplicaban con precisión cinchas y cejillas a las guitarras, mientras alguien puso en marcha un grupo electrógeno sobre la acera. Abrocharon los músicos los apliques a sus instrumentos en aquel espacio reducido y afinaron (tap, tap / chas / tap , con la batería), pero sólo 30 segundos. Era una actuación sorpresa.

Entonces llegó muy sonriente y vaquera Rosana desde algún sitio. La plaza San Francisco es como el Salón Nacional del mobiliario urbano, pero situado dentro del Escorial. Columpios, aparcabicis, marquesinas, gasolineras y estatuas funcionan a su aire bajo hiladas de balcones herrerianos de los que no asoma un alma ni aunque actúe la orquesta de Filadelfia. Presentaba Rosana su tercer álbum Marca registrada , que saldrá a la venta el 1 de diciembre.

"Bueno, a ver si hacemos que se quite el frío", dijo, mientras se ponía la guitarra acústica. Y sin más comenzó un recital ante una primera tanda de 50 estudiantes, que tenían la barra y el punto de admiración suspendido sobre sus cabezas, como en los cómics. "¡Qué guay!", suspiró una chica.

BUENAS VIBRACIONES

"Envenéname la vida" cantaba Rosana (blusa roja a juego con las bambas bajo la lona azul de la cazadora), al frente de aquella orquesta apelotonada sobre el furgón y comunicaba muy bien con aquel público que fue aumentando a 200 conforme salía la gente de clase y se acercaban los viandantes.

"Es un ratito de regalarles a ustedes lo que ustedes nos regalan --respondió Rosana--, que sientan lo que sentimos nosotros cuando vemos que nos acompañan en los conciertos". Siguió la artista canaria cantando: "En una de esas noches / contra el viento / yo te espero..." . Comenzaron a alzarse a ritmo las paletillas y a moverse los hombros bajo la sombra amable de las acacias. Ni un coche patrulla. Llegaron los aplausos. "Muchas gracias, guapos". La gente flotaba.

--"Relájense, no les voy a quitar mucho tiempo de irse a comer. Tres más y nos marchamos", dijo Rosana. Abordó alguna pieza del nuevo disco ...La duda se hizo fe y perdió hasta Dios la fe / No te dejes poner contra la pared / No te rindas, tú eliges, tú decides, / si quieres, el mundo que tienes..." . Grandes ánimos. Ella terminó con un grito de soul a lo Aretha Franklin, para pasar sin más a una canción conocida: Que te vaya bonito... , sincopada, que coreaban: " Yo p´a ti no estoy..." 1.

Temple y carisma: " Desabrocha el mundo, que nos vamos a salir" y la cantante se colocó la pegatina que le trajeron los de la terapia ocupacional. En la plaza hay una carpa médica en la que se hace revisión de la memoria gratis desde los 65 años .

Fuego lento en su nueva versión, de vuelta de rosca , cerró el recital. Amable y sonriente, Rosana atendió a todos: "En otros sitios nos han echado o nos han puesto una multa", dijo, y agregó que "cantar en la calle no es incompatible con ir mañana a un estadio, sino que es complementario". Hubo buen rollo en el tú a tú "Esto es como los amigos: un día vienes tú y otro te van a ver a ti. Hoy nos ha tocado venir a nosotros" explicó Rosana. "Yo me la llevo a comer a casa", dijo una chica.