Como otras grandes de su generación, la musa de Woody Allen se enfrenta al habitual desprecio de Hollywood por las mujeres que han perdido el tres como primer número al escribir su edad. Pero Diane Keaton tiene demasiado que hacer para perder el tiempo lamentándose. Tras firmar como productora ejecutiva la serenamente inquietante Elephant , Keaton vuelve a la pantalla en Something´s gotta give , una comedia romántica dirigida por Nancy Meyers en la que un hombre maduro (Jack Nicholson) y uno joven (Keanu Reeves) se disputan su corazón. Lo que sucede deja un regusto dulzón. Pero la clave, para Keaton, es que al menos deja gusto.

--Meyers escribió a Erica para usted. ¿Qué hay de usted en el guión?

--Me identifico con el tipo de humor que tiene, con su uso del lenguaje de comedia romántica clásica en el que pone a la gente a hablar y hablar y hablar. Yo crecí con Woody Allen y era la misma idea: no hacía otra cosa más que hablar. Por lo demás, no me parezco en absoluto .

--¿Cómo es Diane Keaton?

--Me muevo mucho, respondo a las cosas, me emocionan... Tengo una cantidad enorme de energía, no me canso, me puedes dar todo el trabajo que quieras que lo haré... Creo que es esa parte de mi personalidad la que se adapta con este personaje.

--Erica se queda con uno de los dos hombres y Meyers ha escrito que es un final "esperanzador". ¿Es la esperanza para una mujer de mediana edad la pareja, la familia feliz?

--Probablemente no es lo que pasaría en realidad (ríe). Desde luego no es lo que me ha pasado a mi en mi vida. Pero creo que Nancy Meyers lo ha hecho para darle a la audiencia lo que quiere y también por seguir la tradición de las comedias románticas: ese tipo de final feliz es lo que se esperaba de ellas.

--¿Siente que a veces las mujeres tras la cámara pueden ser más machistas que algunos hombres?

--Depende de la mujer. No creo que lo hagan, por ejemplo, Jane Campion o Sofia Coppola. Lo que pasa es que Nancy ama esta idea de romance. En América crecimos con esa idea de que eso era la felicidad: una familia feliz, una vida perfecta, los hijos, una relación plena con tu marido... No te lo puedes quitar si creciste con ello, igual que si eres católico no puedes dejar de serlo.

--¿No es peligroso seguir reproduciendo esa imagen, especialmente cuando desde las más altas instancias políticas de EEUU se insiste en una visión "sagrada" de la familia alejada de la realidad social?

--Las expectativas de esta película tienen que ver más con la edad y por lo menos tratamos un tema que no se suele tocar. El final tiene esa especie de capa de azúcar, pero creo que más importante es que dos personas mayores se enamoran. Vivimos en una cultura donde más que nunca hay una frenética desesperación por mantenerse joven. Yo nunca me hice un lifting, Jack Nicholson nunca se hizo un lifting, y ahí estamos, y eso, para una película estadounidense, es en sí mismo lo suficientemente inusual como para ser soprendente. Que sea lo que es, capa de azúcar incluida; yo se lo perdono.

--¿Cómo lidia con la escasez de papeles en Hollywood?

--No me puedo permitir que me amargue. Simplemente tengo que arreglármelas con las oportunidades que tengo. No me puedo permitir hundirme en un lugar de quejas constantes que no me va a ayudar a mi, ni a otras mujeres ni a nadie. Quejarse de la falta de papeles no ayuda a nadie y la única forma de hacer más películas para mujeres es coger todas las oportunidades y celebrarlas tanto como sea posible.

--¿Participará en más proyectos parecidos a Elephant?

--Como actriz no hay mucha oferta para mi en ese sentido. Pero insisto en la idea de aprovechar las oportunidades: nací de la comedia romántica, es lo que me hizo que mi vida se llenara de oportunidades, y estoy orgullosa de ser aún una actriz de comedia romántica e interpretar a una mujer madura enamorada.

--¿Es caro ser una buena actriz?

--Es caro emocionalmente. Tener fama es peligroso y hay que tener cuidado. Se ha hecho mucho más evidente con el circo mediático que nos rodea, con estos juicios grotescos de Michael Jackson, Robert Blake, Phil Spector... que yo no puedo creer. Por eso hay que mirarse cada minuto y saber adónde se va. Este camino está plagado de acantilados enormes.