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CRITICAS

Dar la palabra

TITULO Villar

AUTORA Eva Koch

LUGAR Museo Pablo Serrano

FECHAS Hasta finales de marzo

La exploración en los recuerdos para rehabilitar la memoria dirige el proceso de creación de Villar , instalación interactiva de seis proyecciones sincronizadas, cuya autora es Eva Koch, artista danesa descendiente de Villar del Cobo (Teruel).

La historia que nos cuenta es su propia historia. No es la primera vez que Eva Koch se sirve de sus experiencias personales; antes de Villar realizó Retazos de la vida de un mujer y Cara a cara, con un objetivo muy claro: reivindicar la memoria colectiva a través de breves e intensos fragmentos privados, asumir la subjetividad de los recuerdos y demostrar la capacidad del arte para darles expresión.

Lástima que según una investigación danesa el tiempo que el espectador dedica a contemplar una obra de arte sea de apenas unos segundos. Este dato motivó la solución interactiva de la instalación. Al espectador corresponde dar la palabra y atender a las historias de los personajes que ocupan las seis pantallas, activando los sensores localizados delante de las proyecciones.

Según su grado de implicación podrá acceder a más o menos información y una vez escuchadas las diferentes versiones de un mismo suceso, interpretarlo según su criterio personal. Para acceder a un nivel más profundo, aquel en el que los personajes nos invitan a entrar en sus casas, es necesario que al menos tres espectadores activen otros tantos sensores. También existe la posibilidad de atravesar el espacio a paso rápido; entonces, sólo verá como si de un turista se tratara imágenes del paisaje de Villar .

En definitiva, Eva Koch deja en manos del espectador la reconstrucción de una historia privada que desde ese momento pasará a formar parte de sus recuerdos y por tanto de la memoria colectiva. Un proceso complejo aunque no excesivamente complicado por ser uno de tantos testimonios marcados por el drama de la guerra.

La historia ocurrió en Villar del Campo en tiempo de guerra. La familia de Gregorio, Manuela y sus cinco hijos se rompe tras la muerte del padre y la enfermedad de la madre. Manuela se ve obligada a llevar a sus hijos Cristobalina y Ernesto al orfanato de Teruel, en 1934. Al estallar la guerra los niños son trasladados a Valencia donde Nini Haslund, cooperante noruega en misión humanitaria, decide adoptarlos creyéndolos huérfanos. La enfermedad impide viajar a Ernesto que volverá a casa tras la guerra. La invasión de Noruega por las tropas alemanas dificultó conocer el paradero de la niña. Muchos años más tarde, el azar permitió a Cristobalina localizar a su familia. Eva Koch, su hija, tenía entonces nueve años. El reencuentro se produjo en 1962. Los recuerdos de sus parientes restituyen la memoria perdida durante años, y Eva Koch nos invita a compartirla.

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