Al frente, en la capilla de Osia, Jesús corona a la Virgen como intercesora ante Dios padre. Detrás, en el ábside de la capilla de Ruesta, una Maiestas Domini (una iconografía en la que aparece la figura de Cristo en actitud dominante y triunfal). Mientras en el románico todo pasaba por Jesús, en el gótico la madre adquiere protagonismo en la salvación. En el espacio entre ambas, la representación de las pinturas murales de Navasa, Urriés, Sieso, Cerésolo, Ipás, Sorripas y Concilio en las que se puede apreciar el cambio de concepto del románico al gótico. El director general de Patrimonio de la DGA, Jaime Vicente; la directora del Museo Diocesano de Jaca, Belén Luque; la directora de la Obra Social de Ibercaja, Teresa Fernández Fortún; y el vicario de la Diócesis de Jaca, José María Arcas realizaron ayer una visita guiada al Museo Diocesano de Jaca que abre sus puertas el próximo lunes con el doble de superficie expositiva que cuando cerró hace ocho años.

En los trece ámbitos en los que está dividido el nuevo museo el visitante podrá descubrir una de las colecciones de pinturas murales medievales más importantes de España entre las que destaca el espectacular conjunto de la iglesia de San Julián y Basilisa de Bagüés, que es una de las mejores colecciones de pintura románica de Europa.

ACTAS DEL CONCILIO

La visita comienza en la torreta utilizada antiguamente como la mazmorra de la catedral. En ella, al no tener acceso la luz natural que pudiera deteriorarlos, se han colocado los pergaminos más importantes que tiene la Diócesis de Jaca como las Actas del Concilio de Jaca y la bula papal de Gregorio VII, que confirma dicho concilio. La torreta se completa con instrumentos musicales como el chicotén y la reproducción del sonido de la campana cuando todavía se tañían.

La visita continúa por el refectorio (donde están los ábsides de Ruesta y Osia) para pasar a la sala Bagüés. A su salida, los que acudan se encontrarán con las antiguas capillas claustrales de San Felipe, Santa Lucía y Santa Margarita en las que aparece otra de las joyas del centro, la talla de Santa María de Iguazel. En este ámbito se contraponen también los dos Cristos en la cruz, el románico (hierático, sin sufrimiento ni sangre) y el gótico (curvado y mucho más humano).

La primera planta del nuevo centro se cierra con el ataúd del conde Sancho Ramírez, del que se conserva una inscripción en la que alude a su deseo de ser enterrado en la desaparecida iglesia de San Nicolás de Jaca.

El segundo piso, completamente nuevo, muestra una selección de las colecciones góticas, renacentistas y barrocas del museo así como los bocetos de Bayeu para la decoración del altar mayor de la catedral de Jaca en lo que en el pasado fue la biblioteca. Este pasillo lleva hasta el secretum, otro de los nuevos espacios habilitados y que era la caja fuerte de la catedral de la ciudad oscense en la que se guardaban todos los tesoros y pergaminos importantes de la diócesis. Este espacio, decorado por pinturas al fresco del siglo XVI basadas en los signos zodiacales, los evangelistas, parte de las virtudes teologales y la escena de la entrega de las tablas de la ley a Moisés, incluye cuatro grandes piezas de orfebrería: la cruz procesional, el copón de Bagüés, el cáliz de Lanuza y la custodia de Minerva de la propia catedral de Jaca.

El espacio visitable del Museo Diocesano de Jaca concluye con la sala capitular, en la que destacan los capiteles originales de la catedral que abren la fachada, y en la que se han habilitado unos sillares a semejanza de los que estaban en el claustro románico. En esta sala se proyecta también un audiovisual de seis minutos de duración sobre la Diócesis de Jaca.

El museo abre sus puertas el lunes y hasta el 4 de marzo tendrá jornadas de puertas abiertas. Las visitas guiadas durarán 50 minutos. La rehabilitación, que ha contado con un presupuesto de 1.694.109 euros, ha sido posible por un convenio entre la DGA, Ibercaja, el Obispado de Jaca y el ayuntamiento de la ciudad.