"No me presento a premios literarios", indicó ayer Ángel Guinda poco antes de recoger el Premio de las Letras Aragonesas 2010 en el Museo Pablo Serrano; por eso se siente "enormemente feliz" por recibir "el Nobel de las letras aragonesas". Para el poeta fue "una sorpresa" puesto que lleva 23 años fuera de Zaragoza y supone "la reconciliación con mi tierra" de la que salió tras un juicio por escribir en la pared del Café de la Infanta un verso sobre la revolución sexual; y también una "reparación" y el "reconocimiento a la generación de la democracia, a la que yo represento".

El autor de Vida ávida o Toda la luz del mundo apeló también a la importancia de la poesía, "el hermano más desasistido" de la literatura porque es el "menos comercial", aunque indicó que en los últimos años "mi poesía se vende mucho". Las claves, las que dan el título a su penúltimo libro, Poesía para los demás, porque sus trabajos "no son una catarsis egoísta" si no que nacen "desde la ósmosis, captando lo que sucede a mis contemporáneos". En este sentido, sus poemas hablan de "soledad, paro, concepción de la vida, resistencia", etc.

Ángel Guinda quiso recordar su "trayectoria global", sus lecturas de Quevedo, Béquer, los poetas herméticos italianos, Gil de Biedma o Ángel González; y también los poetas aragoneses, de quienes "recibí un caudal de aprendizaje": Miguel Labordeta, Pinillos, Alegre Cudos y otros, los jóvenes, "que me siguen dando caudal y enriquecen a los que siguen", explicó.

COMPROMISO El Gobierno de Aragón reconoce con este galardón "el valor de una obra poética importantísima dentro de la historiografía literaria aragonesa, fundada en la poesía española pero expresada con un lenguaje renovador adherido a su compromiso estético y humano". Por eso, el Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos (IACC) se quedó pequeño para rendir homenaje al autor de la palabra es un ser vivo y coautor de la letra del himno de Aragón.

María Victoria Broto, consejera del Gobierno de Aragón, fue la encargada de entregarle el galardón; y junto a ella; el director general de Cultura, Ramón Miranda; el director general de Patrimonio, Jaime Vicente; y el viceconsejero de Cultura, Juanjo Vázquez, quien aseguró que este premio "reconoce una trayectoria pero también todo lo que le queda por escribir" y es que Ángel Guinda, representa "la creación y la relación con la sociedad, los editores, los libreros y la encarnación de un momento de las letras", y premia "a un maestro de los jóvenes poetas".

Lla cita congregó a editores como Trinidad Ruiz Marcellán --su editora en Olifante--, poetas como Martínez Forega; escritores como Juan Bolea, Francisco Úriz, Ramón Acín, Ismael Grasa, Adolfo Burriel, José Luis Corral, Margarita Barbáchano; al director de la Casa del Libro, José Luis Acín y otros muchos amigos.

David Mayor fue el encargado de hablar en representación de los "poetas jóvenes a los que tu escritura (la de Guinda) ha servido de referente porque tus libros están en las bibliotecas de muchos de nosotros". Recordó también uno de los versos del poeta: "La poesía es una respuesta a todas las preguntas" y también su manifiesto Poesía útil, en el que aboga por unos versos que sean "objeto de belleza y sujeto de conducta que sirva al ser humano".

Uno de los momentos más emotivos del acto fue cuando se le invitó a firmar con su guinda unos versos --ahora en grafitti-- que escribió en 1973 en el Puente de los Gitanos: Pinochet pedo de trueno / matón del pueblo chileno / valiente bufón de USA / con la pistola en la blusa.