Pirineos Sur celebra esta noche una jornada muy especial dedicada al flamenco en la que, además, de Miguel Poveda, pasarán por el escenario de Lanuza, Aramenco (una formación liderada y dirigida por el guitarrista flamenco Manuel Santiago) y se rendirá homenaje a Manuel Tejuela, que ofrecerá un recital de su flamenco tan particular, acompañado de David Tejedor, Israel, Arturito, Alejandro Montserrat, Nacho El Niño, Rubén Jiménez y Josué Barrés.

--¿Qué espectáculo va a ofrecer Miguel Poveda en Lanuza?

--Haremos un recital de cante tradicional, con mucho flamenco, aunque con aire para ver hacia donde evoluciona el mismo.

--¿Conoce el escenario de Pirineos Sur?

--¿Que si lo conozco? Estuve nueve meses haciendo la mili en Huesca y la zona me la conozco muy bien, aunque con 30 kilos encima en una mochila (Risas). Tengo muchas ganas de tocar allí, en un escenario tan especial, aunque tengo miedo de que la gente pase frío y de no ser capaz de calentar suficientemente los motores. El paisaje es una maravilla y ahora podré recordarlo con más calma y menos esfuerzo físico (risas) que hace casi veinte años.

--¿Casa el flamenco con un escenario abierto como el de Lanuza?

--Mucho mejor que en un auditorio cerrado. La música popular, y el flamenco lo es, casa perfectamente con un paisaje natural como este. Esa es la esencia de cualquier música popular.

--Con 38 años, Miguel Poveda lo ha conseguido prácticamente todo. ¿Pensó algún día en este momento?

--No, no lo piensas. Cuando empezaba en esto con 14 o 15 años uno está en otras cosas. Entonces frivolizaba con ser artista, fantaseaba mucho con este mundo; ahora esto ya es mi profesión y estoy entregado a la música en cuerpo y alma. He crecido mucho, viajado y conocido y eso me ha permitido vivir muchas cosas y aprender, porque uno no deja de aprender nunca. Ahora tengo un compromiso fuerte con la cultura. Ya no estoy en esto para que me aplaudan y me conozcan, busco otra cosa, tengo otro compromiso, como ya te he dicho. Amo lo que hago.

--¿Se ha perdido ese compromiso con la cultura en el mundo del espectáculo buscando el aplauso fácil?

--Tampoco lo critico, buscar el aplauso y el reconocimiento también es lícito, todo lo es en el mundo del arte. Y a ver, a mí como artista también me encanta que me aplaudan, que me conozcan no tanto, preferiría que me aplaudieran y pasar desapercibido en la calle. Lo que pasa es que yo entiendo que el compromiso tiene que ser otro, porque sino, nos vamos todos al carajo. Si tu objetivo es solo eso, que te conozcan, es espantoso y muy triste. Cada vez ocurre más y puedo entenderlo entre la gente joven, pero no en los artistas que tienen una carrera.

--Usted ha roto las fronteras de un mundo aparentemente tan cerrado como el flamenco siendo payo y catalán...--Nunca he usado esas armas para romper nada, yo solo he querido cantar y hacerlo lo mejor posible, no miraba más allá. Sí es cierto que, a priori, esas condiciones a las que aludes, eran hándicaps, que he ido rompiendo poco a poco, pero sin ninguna intención. Se han roto algunas ideas en el flamenco pero no le doy mucha importancia, lo que me importa a mí no es la procedencia del músico sino que te emocione lo que haga. Pero si lo que he hecho, sirve como ejemplo de esfuerzo y ayuda a alguien, sí que lo reivindico.

--¿Qué ha significado Enrique Morente para un artista como Miguel Poveda?