A Agustí Villaronga se le escaparon unas lágrimas en la pasada gala de los Goya cuando su película Pan negro hizo historia al convertirse en la primera cinta en catalán (aunque en Zaragoza se exhibió doblada al castellano) galardonada con el máximo premio del cine español (consiguió un total de nueve cabezones). Si lloró ese día, ¿qué no haría ayer después de recibir una llamada de la ministra de Cultura para comunicarle que "su poética", su "coherencia" y "su capacidad de construir una mirada personal" le hacían merecedor del Premio Nacional de Cine? Se quedó sin palabras. "Estaba tan emocionado que no podía hablar", aseguró Villaronga (Palma de Mallorca, 1953), un director al que las cosas no siempre le han salido como ha querido. La falta de trabajo le llevó, incluso, a abandonar sus sueños de cineasta y meterse a pastelero. Se hartó a cascar huevos y separar yemas.

Tras arrasar en los Goya con Pan negro (crudísimo y emocional retrato de la posguerra en Cataluña basado en la novela de Emili Teixidor), el Premio Nacional de Cine es un colofón que demuestra que el director mejor dotado para las atmósferas turbias y malsanas no es el bicho raro del cine español.

JURADO PARITARIO El jurado del Premio Nacional se reunió ayer por la mañana en el Ministerio de Cultura. Esta vez sí era un jurado paritario. No ocurrió como hace unos días, cuando se tuvieron que levantar de la mesa sin debatir el nombre del galardonado después de que Carlos Cuadros, máximo responsable del Instituto de Cinematografía (ICAA), anulara el encuentro al recordar que la ley de igualdad invita (en ningún caso exige) a la paridad sexual en ese tipo de eventos.

En la reunión de ayer, finalmente, se sentaron a la mesa cinco varones y seis mujeres. El cineasta Álex de la Iglesia (vencedor en el 2010) tenía que haber estado, pero no pudo por cuestiones de agenda. Carlos Cuadros y José Antonio de Ory, Imanol Uribe, Pedro Pérez y el crítico Diego Galán compartieron mesa con Judith Colell, Soledad Farré, Eva María Higueras, Inés París, Josefina Molina y Teresa Font. Todos ellos pusieron un total de siete nombres encima de la mesa. "Todos merecían el premio, pero, claro, solo uno se lo podía llevar", aseguró Colell.

La votación fue "cordial", según el jurado. Y secreta. Hubo que hacer tres votaciones y dos horas de debate, hasta que llegó el nombre definitivo --Icíar Bollaín (También la lluvia) era otra de las favoritas--, el de el de Villaronga, autor de una de las mejores definiciones que hay sobre la guerra y sus miserias: "Es como tirar una piedra a un charco de mierda. Nos salpica a todos".

El realizador recibirá el galardón (dotado con 30.000 euros) en septiembre, en el marco del próximo Festival de Cine de San Sebastián, certamen en el que el año pasado presentó Pan negro y cuyo jurado premió a la actriz Nora Navas.