Sorpresa en la recta final de la campaña arqueológica de verano en Los Bañales, impulsada por la Fundación Uncastillo y la UNED de Tudela. Tras un mes de trabajos, que concluyeron el viernes, el equipo de investigación --junto con 30 estudiantes-- ha descubierto las primeras inscripciones de este yacimiento romano en un contexto público. Y, además, in situ, es decir, en el lugar en el que se grabaron para ser vistas. Aparecieron mientras se trataba de terminar la delimitación de los muros de una de las dos exedras abovedadas descubiertas también durante esta campaña y que cerraban el espacio público encontrado el verano pasado. Han aparecido "cuatro grandes bloques, en forma de ábside, y en cada uno de ellos, una moldura delimitando cuatro inscripciones", explicó el director científico del Plan de Investigación de Los Bañales, Javier Andreu. Son difíciles de leer, debido a la erosión, sobre todo una de ellas. En las otras tres "va a ser necesario emplearse a fondo, con luz rasante y con muchas horas pero sí que parece que son inscripciones de un contexto público en las que distintas personas están dedicando, por disposición testamentaria, quizá un homenaje a una divinidad o la propia exedra o el propio edificio donde esos bloques arquitectónicos se encuentran", explicó Andreu. Con seguridad, se lee el nombre de Paula en una de ellas.

SIGLO II Además de tratarse de las primeras inscripciones públicas aparecidas en este yacimiento, el hecho de que se encuentren en el lugar donde se grabaron "no es nada habitual en la epigrafía hispana, lo que hace especialmente interesante el hallazgo", remarcó. Por el tipo de letra, corresponderían al siglo II después de Cristo y "si el foro se construye en el siglo I antes de Cristo parece que esas exedras se abren en una etapa posterior y creemos que o bien son dedicaciones de carácter familiar a notables de la ciudad o de carácter cultual". No obstante, la clave se encuentra en la primera línea y es la que peor conservada está. Hasta ahora, solo se había descubierto epigrafía privada de carácter funerario.

Este ha sido uno de los hallazgos que han podido ver los más de 300 visitantes que se acercaron el sábado a la jornada de puertas abiertas que el equipo investigador organizó para acabar esta temporada.

Pero no fue el único. Precisamente, una de las novedades ha sido la aparición de estas dos exedras, que cerraban esta plaza pública. En una de ellas "hemos podido avanzar más porque la estructura arquitectónica está más completa", señaló Andreu. En la otra se encontró un enterramiento, sin ajuar, pero también "elementos ornamentales, como pintura y estucos, lo que nos ha obligado a ir más despacio".

Las primeras conclusiones de la campaña señalan que se trató de una ciudad "muy monumentalizada" y "con elementos escultóricos que pueden conservarse". Los estudios realizados apuntan a que el mármol blanco en el que están realizadas podría proceder de la isla griega de Paros. También han aparecido fragmentos de esculturas de bronce.