Ya sucedió con El tiempo entre costuras, de María Dueñas. Una novela con elementos históricos, románticos y aventurescos que por sorpresa iba pasando de boca en boca hasta convertirse en un éxito que sorprendió a la propia autora. Son los mismos elementos que están haciendo de En el país de la nube blanca, de la escritora alemana Sarah Lark, uno de los libros del verano. Uno de los pocos superventas de esta temporada inquietante en las librerías españolas. Publicado el pasado abril, esta epopeya familiar en la Nueva Zelanda del siglo XIX ha llegado en poco tiempo a su octava edición, con 85.000 ejemplares vendidos.

CRIADORA DE CABALLOSSarah Lark es el pseudónimo con el que Christian Gohl (Bochum, 1958), exguía turística, criadora de caballos y psicóloga residente en Mojácar, firma sus libros, a las que define como "novelas históricas con elementos románticos". Su nombre real lo reserva para sus libros de temática equina. La novela, la primera de una serie que de momento tiene cinco entregas que abarcan de 1852 a 1918 y que ha vendido dos millones de ejemplares en Alemania, relata la historia de dos mujeres inglesas que parten a Nueva Zelanda con el compromiso de casarse con dos colonos a los que no conocen.

Contenta (ríe, y mucho), la autora confiesa su sorpresa: "No pensaba que tendría éxito en otros países, cuando me planteé la traducción al castellano yo solo quería que mis amigos en Almería pudieran leer mis libros, pero al fin y al cabo, la historia es universal, y la editorial ha hecho un gran esfuerzo para que se venda".

Sarah Lark confiesa un par de secretos, motivos de su éxito. El primero, haber utilizado su experiencia como guía turística en Nueva Zelanda, un país "en el que sueñan todos los alemanes, en el que todos querían vivir aunque, en realidad no sé por qué, porque llueve mucho, no como en España".

El segundo de sus trucos, confiesa la escritora, es haber utilizado en la ficción su experiencia como doctora en psicología: "Mi tesis fue sobre en qué sueñan despiertas las mujeres. Y, por qué voy a mentir, escribo sobre todo para mujeres, historias de familias, que interesan sobre todo a las mujeres, que hablan más abiertamente de sus hijos, de sus padres, de sus amores". Sin manías ("también soy una mujer, también son mis sueños"), la autora de En el país de la nube blanca pone un ejemplo muy directo y claro. "Si soñamos en coches, seguro que una mujer es porque en él va el hombre de su vida, mientras que un hombre imagina que gana el Gran Premio de Mónaco".