A escasos diez metros de la catedral de la Seo, concretamente en la calle Diego Dormer, se esconde uno de los palacios más desconocidos por los aragoneses, un palacio de evidentes características renacentistas. Ahí, cercano a un gran portón de madera, una placa reza: Palacio de la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza, antigua casa de Donlope.

El palacio es sede de la Real Maestranza de Caballería desde 1912 y se trata de "uno de los mejores exponentes de arquitectura civil aragonesa del siglo XVI que se conservan en la cuidad", según explican durante la visita guiada que Zaragoza Turismo realiza por el mismo. La importancia de este palacio no fue reconocida hasta 1931, cuando fue declarado Monumento Nacional.

Su construcción fue ordenada por el jurista Miguel Donlope y se prolongó durante la tercera y la cuarta décadas del siglo XVI. En la fachada se aprecian elementos que se convertirán en típicos de estas construcciones, como el acceso en arco de medio punto, la ordenación en altura en tres pisos, la galería de arcos doblados, las ventanas rasgadas y el alero de madera de estilo clásico.

Rica ornamentación

En el interior destaca la rica ornamentación en yeso del patio y la escalera claustral, que arranca de dos columnas jónicas coronadas por figuras humanas y monstruosas. La caja de esta escalera se cierra con una techumbre en madera que constituye la más notable del palacio y presenta una combinación de motivos de tradición mudéjar con motivos renacentistas. Además, está rodeada por un corredor abierto que retoma la estructura de la cubierta del Salón del Trono de la Aljafería. De los salones destacan los tres que utilizan los miembros de la Real Maestranza para sus reuniones, cuyas techumbres también son dignas de destacar. En uno de ellos se conserva el tapiz de San Jorge, una obra del siglo XVI que recoge la leyenda del santo y el dragón. Se trata del único tapiz de Aragón con la efigie de este santo.

Los visitantes solo tienen elogios ante el edificio. "Estamos ante una joya de la ciudad un poco desconocida para los ciudadanos" pero que "es muy importante porque recoge perfectamente la estructura de cómo se vivía en Zaragoza en el siglo XVI". Para Lola Ranera, concejal delegada de Turismo del Ayuntamiento, "es una de las piezas más importantes del Palacio porque se encuentran a escasos diez metros de la Catedral de La Seo y porque son las únicas del siglo XVI que se conservan".

La Real Maestranza de Caballería de Zaragoza se remonta al siglo XII, cuando Alfonso I el Batallador conquistó la ciudad y comenzó a desarrollarse una corriente que unía todas las cofradías y hermandades. De ahí surgió el Capitol de Caballeros e Infanzones de la Ciudad de Zaragoza.

En el siglo XV se creó la Cofradía de Justadores de San Jorge y, después de varios siglos de existencia, cobró una importancia relevante durante los Sitios de 1808 y 1809 porque muchos de sus miembros perdieron la vida heroicamente. Fue entonces cuando Fernando VII elevó la cofradía al rango de Maestranza en 1819 a causa de la defensa que esta institución había hecho a la ciudad de Zaragoza.

El Palacio de Donlope, que desde su construcción se había llamado así en honor al jurista que lo proyectó, se convirtió en la sede de la Maestranza en 1912, momento en el que recibió el nombre con el que se le conoce actualmente, Palacio de la Real Maestranza de Caballería.

Visitas guiadas

Las visitas guiadas se gestionan a través de Zaragoza Turismo, que ofrece un recorrido por el edificio todos los fines de semana de 11.00 a 13.30 horas. El precio de la entrada son dos euros por persona, con tarifas reducidas para jóvenes, familias numerosas y discapacitados. Para menores de 8 años, desempleados y jubilados son gratuitas.

Como novedad este año las puertas del palacio permanecerán abiertas durante el mes de agosto. Además desde junio, se ha incluido el acceso y visita de las recién reformadas, caballerizas del palacio, compuestas por tres cuadras: una para mulas y burros, otras para yeguas y, la más pequeña, para el caballo, que era la montura del señor de la casa. En esta zona todavía pueden contemplarse algunas de las estacas en las que se ataban las caballerías o los abrevaderos. Las visitas guiadas se llevan realizando desde el año 2003 y ya han participado unas 30.000 personas.