ARTISTAS El Guincho y Blasted Mechanism

LOCAL Auditorio Natural de Lanuza

FECHA viernes, 29 de julio

ASISTENCIA 900 espectadores

De entrada se impone una corrección: en la ficha de la crítica del concierto de Russian Red y Kiko Veneno en Pirineos anoté por error una asistencia de 200 espectadores, cuando la cifra que debía aparecer era 2.000. Aclarado el entuerto, vamos al lío. O sea, al concierto que el viernes protagonizaron en Lanuza El Guincho y Blasted Mechanism, dos propuestas diferentes en su concepción pero con el disfraz como concepto y argumento.

El Guincho no es otro que Pablo Díaz-Reixa al que las revistas de vocación moderna, cansadas de la pose indie y post han encumbrado como lo más de lo más. ¿Por qué? Busca y rebusca en viejos éxitos de estética alta fidelidad por los cajones de varios continentes. Quiere armar así una oferta transgenérica y polirrítmica, resultona en sus grabaciones, pero alarmantemente redundante y pobre en directo. El Guincho, con una estética de fiesta de cumpleaños, su cajón de ritmos y efectos y sus reiterativas percusiones, se presentó acompañado por los guitarristas Borja Rosal y Aleix Clavera, que poco aportaron a una propuesta que puede funcionar en una pequeña sala de baile, pero que se pierde en la inmensidad de Lanuza. Le falta alma, sentido y unos buenos visuales de apoyo. El Guincho vino disfrazado de "soy la leche porque Björk me ha llamado para colaborar en Biophilia, su nuevo álbum", pero mostró un directo aguado.

Reyes del disfraz son los portugueses Blasted Mechanism, que parecen travestidos en unos grandes almacenes de futurismo viejuno, como unos Kiss de una galaxia trasnochada. Ornamentados de esa guisa, maceran en su marmita sonora rock de corte galáctico, arabescos, raggas hindúes, síncopas jamaicanas y electro-rock de factura gruesa y chunda-chunda. Superado el supuesto impacto visual, la cosa decae y el circo de estos mecanismos puñeteros deviene en tautología carnavalesca.