Se estrenó de mala manera un 10 de julio de 1965 en una sesión doble del cine Buenos Aires de Bilbao. La distribuidora cerró poco después, y El mundo sigue, la película maldita de Fernando Fernán Gómez, cayó en el limbo.

Pero a veces los milagros suceden, como decía ayer una emocionada Gemma Cuervo en un acto en la Academia de Cine, y, 50 años después, el filme, que en su traje de melodrama sentimental disimulaba una feroz crítica de la España de posguerra, se reestrenará en la pantalla grande el próximo viernes.

Basada en una novela homónima de Juan Antonio Zunzunegui, el recorrido de El mundo sigue empezó mal cuando el primer guión no consiguió pasar la censura, pese a que al autor del libro era un reconocido falangista, tal y como apuntó Juan Estelrich, hijo del productor del filme, en un coloquio.

El relevo ministerial de Arias Salgado por Manuel Fraga lo puso algo más fácil al segundo intento, eso sí, rebajando los diálogos. De todos modos, la calificación C obtenida colocó la película en el peor escenario posible de explotación comercial.

Rodada en blanco y negro en el barrio madrileño de Maravillas, en un estilo casi documental y bastante innovador para la época desde un punto de vista formal, El mundo sigue compone el retrato de las miserias, económicas y morales, de una familia corriente. Madre, ama de casa, y padre, trabajador en las fuerzas del orden, con dos hijas en edad de merecer, Eloísa (Lina Canalejas) y Luisita (Gemma Cuervo), que representan dos modos opuestos de hacer frente a la negrura que envolvía sus perspectivas de futuro.

"Una, el bien moral atormentado y maléfico. La otra, el mal desde el punto de vista social, pero con bondad de corazón", explicaba Cuervo. "Es una película muy dura, pero nuestra vida ha sido así de dura. Las calles eran así, las tristezas eran así, las bajezas eran así", aseguró.

El propio Fernán Gómez se reservó uno de los papeles protagonistas, el marido jugador y pendenciero de Eloísa, en un reparto en el que destacan Milagros Leal, Francisco Pierrá y Agustín González y que cuenta con apariciones de unas jovencísimas Marisa Paredes y Pilar Bardem.

"El reestreno de esta película --en copia digital restaurada-- es la reparación de una injusticia", señaló el cineasta Fernando Trueba. "Pero El mundo sigue aún no ocupa el sitio que merece, que es uno de un puñado de clásicos, de las mejores películas que se han hecho en este país", resaltó el director de Belle Epoque. "Cuenta las miserias morales del país como ninguna otra película y es tremendamente moderna", prosiguió, por el retrato de los personajes femeninos, que la convierten, dijo, en "la película más feminista que se ha hecho" en España. Su recuperación ha sido posible gracias a la iniciativa de Estelrich hijo, que emprendió por su cuenta la restauración digital.