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CICLO DE CONCIERTOS AL RASO

Crítica del concierto de Cécile McLorin: La cantante galáctica y el pianista del swing

La estadounidense Cécile McLorin actuó el jueves en Zaragoza dentro del ciclo Música al raso

Crítica del concierto de Cécile McLorin: La cantante galáctica y el pianista del swingANDREEA VORNICU

Llegó el jueves la cantante norteamericana Cécile McLorin Salvant al ciclo de conciertos Al raso, subió al escenario de la plaza San Bruno y dejó claras dos cosas: que el hábito no hace al monje (cantó vestida como para unos ejercicios espirituales) y que tiene escasa competencia en el universo actual de las intérpretes de jazz. El primer asunto es anecdótico; el segundo, esencial. Cécil no clama en el desierto, es una galáctica que hace girar los planetas y la cabeza de los espectadores.

Poderosa, sutil, global y detallista, juega con sus cuerdas como si lo hiciese con plastilina. Su voz, dúctil y envolvente, puede pasar de las notas más graves a las más agudas (y viceversa) a la velocidad de la luz. Pero ojo: no interpreten esta gozosa gestión vocal como un truco, como una técnica para epatar: McLorin pone su técnica y su talento al servicio de las canciones; sin aspavientos, sin alardes; con rotundidad, con sentido. Y más: ella es una cantante de jazz, sí, pero transita por diferentes estilos de la música popular como quien pasea relajado entre flores una mañana de primavera. Y lo mejor: no tiene un empeño especial en sacar a las piezas que interpreta del contexto musical en el que fueron escritas; su recreación es natural y respetuosa y sincera.

Así llegan al espectador piezas del cancionero latinoamericano y caribeño como Dos gardenias, Gracias de la vida, En el tronco de un árbol y Alfonsina y el mar, lanzadas, además, en un español tan fluido libre de acento que induce a pensar que Cécil habla nuestro idioma con la misma soltura con la que maneja el inglés y el francés. Pero no: más allá de las letras de las canciones su conocimiento de la lengua de Cervantes no pasa de "gracias". Junto a esas canciones McLorin ofreció vibrantes versiones de escrituras de Cole Porter (When Thine That Special Face), Duke Ellington (Sophisticated Lady) y Bob Dorough (I’m Hip), además de canciones propias como You Are My Thrill, Devil My Care e If A Girl Isn’t Pretty, todas ellas de Dreams An Daggers (2017) y Ghost Song, del disco homónimo que grabó en 2022.

Mas no perdamos de vista a quien hizo que la música de ese repertorio tuviese ritmo, precisión, viveza e incluso historia: el pianista Sullivan Fortner, músico que ha grabado en solitario, ha acompañado a no pocos intérpretes y formó parte de la banda de Roy Hargrove, dato este no banal si tenemos en cuenta cómo maneja Fortner el swing. Miel sobre hojuelas, oiga. Una voz de lujo a la que hoy solo puede hacerle sombra Dianne Reeves, y un piano que viaja por el tiempo con la mejor de las cadencias. O sea, una cantante galáctica y un pianista de swing sin fronteras. ¡La leche!

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