Animales de compañía

Las custodias compartidas de mascotas se duplican en Aragón

La mayoría de acuerdos establecen que los gastos se pagan al 50% por ambos dueños

Un perro, junto a su dueña, en el centro de Zaragoza, en una imagen de archivo.

Un perro, junto a su dueña, en el centro de Zaragoza, en una imagen de archivo. / El Periódico de Aragón

Judit Macarro

Judit Macarro

Los hijos ya no son el único motivo de discusión en los divorcios. Las mascotas se han colado en los juzgados de Aragón y cada vez son más los casos donde los letrados pelean por conseguir la custodia del animal. En 2022 entró en vigor la ley del régimen jurídico de las mascotas por la que «dejaron de ser consideradas como un bien material», explica a este diario Javier Hernaiz López, abogado especializado en Derecho Civil y que ejerce en Zaragoza.

Esta ley establece que en los casos de divorcios el destino de los animales de compañía se decide «teniendo en cuenta el interés de los miembros de la familia y el bienestar del animal» y, desde entonces, Hernaiz asegura que el incremento de casos de custodia compartida en animales ha sido de «un 100%».

Este aumento también se debe a que «cada vez se tienen menos hijos y ahora las parejas se pelean por el perro», asegura José Luis Espinilla, letrado del despacho Espinilla Abogados, situado en Huesca. Un acuerdo que en la mayoría de los casos se resuelve con la custodia compartida, «como sucede con los hijos», añade el experto.

En estas situaciones las mascotas (también pueden ser gatos) pasarían a vivir cada semana en uno de los dos domicilios y, llegado el domingo, se haría el intercambio. Durante ese periodo semanal es el propietario a cargo del animal quien paga «la comida y otro tipo de gastos mientras lo tiene», explica Espinilla. Eso sí, a excepción del veterinario y otros gastos extraordinarios, «que serán siempre al 50%», señala.

Esta custodia compartida se realiza «independientemente de la mascota esté a nombre de unos de los dos», asegura. Aunque Hernaiz añade que, en algunos casos, para determinar la custodia de los animales se atiende a «una serie de circunstancias», siendo la primera de ellas a nombre de quién está registrado el animal. «Este registro nos permite de una manera oficial conocer al propietario de la mascota», explica.

No obstante, añade que hay casos en los que se atiende a otros factores como es «quién se encarga de sufragar los gastos en tema de alimentación, veterinarios o incluso con cuál de las dos partes ha desarrollado un mayor vínculo afectivo», detalla. En caso de que no se apruebe la custodia compartida, las pensiones de manutención oscilan entre los 40 y los 50 euros, cuenta Hernaiz. Aunque ello también depende de indicadores como el tamaño de la mascota (lo que supone un mayor gasto en alimentos), el estado de salud en el que se encuentre o la edad del mismo.

El destino del animal depende de cada situación, aunque hay un denominador común en la mayoría de las separaciones: si hay menores, el perro va con ellos. Ejemplo de ello es una de las sentencias de divorcio firmada en el año 2023 por el Juzgado de Primera Instancia número 22 de Zaragoza. En este caso, se acordó que a partir del mes de septiembre del año pasado el perro debía acompañar al menor en el intercambio semanal, que se debía realizar cada domingo.

El acuerdo reflejaba que durante ese periodo el adulto responsable del menor y la mascota debía hacerse cargo de los gastos básicos relativos al animal. Siendo el veterinario o los costes similares asumidos «al 50% cada uno».

Ansiedad por separación

Este tipo de acuerdos en las separaciones puede llegar a afectar de manera psicológica a las mascotas. El cambio de espacios, rutinas, horarios de paseo o la alimentación, según Isabel Luño, veterinaria y etóloga animal en Zaragoza, puede suponer que en algunos casos «el perro sufra ansiedad por separación».

Otro tipo de modificaciones de la conducta en los animales puede ser también «una menor actividad en la mascota, por los diferentes horarios que siga cada dueño» o incluso que el can comience a tener problemas con otros perros. «Hay que tener en cuenta que si el animal cambia su recorrido habitual durante los paseos puede provocar un desequilibrio en él y eso podría derivar a un comportamiento diferente con sus iguales», explica.

Respecto a los gatos, la etóloga menciona que la alteración en su conducta es «ligeramente» diferente a la de los perros. «Para estos animales el entorno es muy importante», señala. Es por eso que, en el caso de una separación, «lo recomendable sería evitar un cambio de vivienda de forma continuada, evitando así que la mascota sufra lo menos posible». En ambas especies, Luño afirma que el distanciamiento con cualquiera de los dos miembros familiares «es complicado». Si el animal se separa de una persona con la que ha establecido un vínculo, es «muy probable sufra un duelo y lo eche de menos», confirma. 

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