El Zaragoza sigue negado de cara al gol, como demostró ayer en su desplazamiento al terreno del Indartsu, en un encuentro que dominó y debió ganar con claridad, pero en el que terminó empatando y aliviado por el pitido final.

El cuadro zaragozano ejerció un dominio incontestable durante casi todo el encuentro, y tuvo hasta doce ocasiones clarísimas para marcar, pero unas veces la mala puntería, otras la mala suerte y otras la excelente actuación del meta local Eneko impidieron el triunfo aragonés.

El rosario de oportunidades comenzó con un balón al larguero de Bruna, y continuaron siendo de todo tipo y forma. Así, más tarde, un remate de Gotor en un saque de esquina lo sacó un defensa bajo palos.

Bruna volvió a la carga en un par de ocasiones más, demostrando que no era su día y, finalmente, fue el citado Eneko quien se erigió en salvador de su equipo. Impidió, primero en un remate de Sánchez con una gran intervención, y más tarde superando a Vicente en un mano a mano, que los zaragocistas alojaran el balón en el fondo de las redes del conjunto vizcaíno.

APUROS FINALES En los últimos minutos del encuentro el Indartsu se creció conforme aumentaba la desesperación zaragozana por no marcar, y puso en apuros a los chicos de Carlos Rojo. Algo normal puesto que el Indartsu, tras haber sido goleado por el Balsas, veía cómo un rival que, en principio, tenía mayor potencial no podía derrotarle.

De este modo el Zaragoza suma su tercera jornada disputada sin ganar (no pudo jugar en El Picarral contra el Balsas a causa de la lluvia), tras caer en la Ciudad Deportiva frente al Osasuna y empatar, también a cero, con el Antiguoko. Un gol en tres jornadas que sorprende de un equipo que, en los primeros encuentros, demostró una gran eficacia goleadora pero que en las últimas jornadas está acusando su falta de eficacia a la hora del remate.

Además, para sobreponerse, el Real Zaragoza no tendrá un rival fácil en la próxima jornada, puesto que recibe en la Ciudad Deportiva al Peñas Oscenses.