Alvaro, como otros jugadores brasileños, tiene en Dios a uno de los bastiones principales de su vida. Nacido en un hogar cristiano en Mariápolis, un barrio humilde de Sao Paulo, el futbolista ha encontrado en la Iglesia Cristiana Evangélica Betel, en la que ya estuvo el exzaragocista Gilmar, su segunda casa en Zaragoza. Allí acude con su mujer Adriana y su hijo de cuatro años, Alvaro, todos los martes y los jueves a profesar su fe y lo hace con la guitarra en mano. "Es una pasión que tengo. Tocar la guitarra allí me hace sentirme muy bien", señala.

También lo hacía en Las Palmas, allí en la Casa de la Alabanza, porque es una persona de profundas convicciones religiosas. "Dios sólo quiere ayudar al hombre y la fe te da la oportunidad de buscar salidas en tu vida", asegura con la misma contundencia que muestra sobre un terreno de juego.

El otro bastión de su vida es la familia, que "es lo más importante para mí. Sin ella no hay nada" La que vive en Brasil: sus padres, sus dos hermanas, "mucho más mayores que yo", y los muchos hermanos que se originan en la humildad, desde la virtud de compartir en la pobreza. "Por ejemplo, Denilson, del Betis, o Fabiano, que ahora juega en el Albacete. Los tres estábamos siempre juntos, para dormir, para comer, para jugar al fútbol...". Y queda su compañía en España, su mujer Adriana, su hijo Alvaro y el que está por llegar, que se le espera en febrero y que tendrá el nombre de Luiz. "Hubiera preferido una niña, pero un hijo siempre es una alegría inmensa" , añade.

Si no ha tardado Alvaro en adaptarse al ritmo de vida de Zaragoza, mucho menos en su integración en la plantilla. Dentro del vestuario mantiene una sonrisa y un buen humor perennes. "Es uno de esos jugadores que hacen grupo", aseguran en el cuerpo técnico zaragocista. Lo es, sin duda alguna. Su carácter amable ha calado hondo en el plantel a los tres meses de aterrizar y su compenetración con Milito en el terreno de juego hace que el eje de la zaga sea la línea más sólida de este equipo. Pero esa buena sinergia entre ambos no sólo se produce en el campo, ya que el argentino, que está a punto de ser padre por primera vez, le pide muchos consejos al brasileño, ya curtido en esa vivencia.