La rabia, sin duda, es mala consejera en una pista de tenis, pero la experiencia puede ayudar a canalizarla y optimizarla. Con 10 años de ventaja sobre Juan Carlos Ferrero para haber aprendido la lección, Andre Agassi la puso en práctica el miércoles en Houston. El veterano campeón, de 33 años, logró imponerse en un partido que todo el primer set y hasta el octavo juego del segundo pareció favorable al español. Ferrero, sin embargo, acabó cayendo 2-6, 6-3, 6-4, una segunda derrota --tras la que sufrió el lunes ante Nalbandian-- que no sólo le obliga a despedirse del Masters sino también de la posibilidad de recuperar el número uno mundial, que a partir del lunes --y al menos hasta final de año-- ostentará el estadounidense Andy Roddick.

En el primer set, Ferrero tuvo "una sensación extraña". Agassi, el hombre ante el que había conseguido la corona mundial en la semifinal del Abierto de Estados Unidos y contra el que siempre ha tenido que luchar desde el primer minuto de sus encuentros, no estaba fino. La frustración del de Las Vegas se hizo tan obvia como para que rompiera una raqueta contra su pie, pero también se fue transformando poco a poco en energía, en determinación, y acabó siendo suficiente para que el estadounidense, ante los ojos del expresidente George Bush, rompiera el servicio a Ferrero en ese octavo juego del segundo set, que el español tuvo en su mano con 40-0.

MINIMIZAR EL REVES Aunque no es arriesgado interpretar lo pasado en Houston como un serio revés para el de Ontinyent, él mismo se encargó de minimizar las consecuencias. "He luchado durante todo el año y tampoco puedo calibrar la temporada entera por el último torneo, donde juego dos partidos malos. Todas las metas que me había propuesto las he logrado. Es un año bastante satisfactorio", dijo Ferrero, que definía como "un gran éxito acabar número dos del mundo".

Ese segundo puesto en la clasificación mundial, sin embargo, no lo tiene tampoco asegurado. Para mantenerlo, Ferrero tiene que imponerse hoy a Roger Federer. Si pierde el partido y el suizo acaba imponiéndose en Houston, el número dos también cambiaría de manos.

DESCANSO Y AUSTRALIA Una vez que dispute su encuentro contra Federer, actual campeón de Wimbledon, Ferrero se marchará unos días a descansar. "A Los Angeles, creo". Después, se enfrentará al último reto del año: la final de la Copa Davis contra Australia.

"Aún no tengo la cabeza en la Davis, aún no", decía el miércoles Ferrero, que viajará a Melbourne el siguiente viernes o sábado. "Lo que pienso es que intentaré jugar al mismo nivel que he tenido este año, en el que he jugado bien en todas las superficies". De momento, la única idea es recuperarse y, por unos días, descansar.