Del negro al blanco. En dos jornadas, el CAI Zaragoza ha dado un vuelco profundo a su imagen y al ritmo cardiaco de su afición. En Ourense, donde firmó hace unos meses su caída hacia el playout , el equipo dio la mayor lección de baloncesto de su corta historia y exhibió argumentos para creer en un futuro prometedor. La tormenta ha pasado y el cuadro zaragozano puso la directa hacia la cabeza de la tabla. Ya es sexto, con siete triunfos, a sólo dos del líder. Ayer fue un torbellino. Por primera vez en la temporada, la plantilla se ajustó a la perfección el traje que Julbe había diseñado en sus sueños. Presión, una defensa ejemplar y rapidez al contragolpe. Una ecuación que dio como resultado un espectáculo magnífico y una victoria tan amplia como inusual: 30 puntos de ventaja.

El primer cuarto ya dejó ver lo que iba a ser el encuentro. Un vendaval del CAI. El equipo de Alfred Julbe salió a la cancha con una concentración máxima y con un Francesc Sabaté esplendoroso en ataque. Al final del primer cuarto, el conjunto aragonés ya ganaba con claridad (13-23) y había mostrado una defensa inaccesible para el Ourense. En esos primeros diez minutos, Sabaté hizo 13 de sus 18 puntos y disparó al CAI Zaragoza en el marcador.

LA PUNTILLA Preparado el terreno, y seguro de sí mismo, el CAI le puso la puntilla al partido en el segundo cuarto, donde con una intensidad defensiva al alcance de muy pocos en la Liga LEB, desarboló al Ourense, al que sólo permitió ocho puntos más hasta el descanso. El encuentro se terminó en su mitad (21-41). "Hemos estado muy bien en todos los aspectos, pero sobre todo me gustaría destacar el gran trabajo defensivo realizado", confesó Julbe en la rueda de prensa posterior al partido.

Y tiene razón. El CAI creció hasta agigantarse desde el compromiso defensivo. A partir de ahí, se hartó de correr contrataques, hasta sumar más de 20. En ese escenario, el Ourense se hundió en porcentajes ridículos (un 33% en tiros de campo y un 20% en tiros de tres). Al CAI le sucedió lo contrario. Mejoró su tiro de tres hasta niveles de ACB (45%) por la enorme aportación de Doblado (cuatro de ocho) y el acierto de Oscar González (66%), que tiene una muñeca de alta precisión, serenidad y criterio en la dirección. Además, ha mejorado a Ciorciari, con el que compartió minutos en pista por primera vez desde su llegada.

SIN OTIS HILL El equipo aragonés aprendió a ganar sin depender de los puntos de Otis Hill, que fue el más flojo de todos, y al que Julbe dejó en el banquillo muchos minutos para dar paso al ciclón Mesa .

Con este triunfo, el CAI se asienta entre los ocho primeros, suma su tercer triunfo seguido (el segundo fuera) y mira hacia arriba sin complejos. Logró un triunfo grande y ya se cree grande. Incluso sin Fran Murcia. "Nos hemos acordado de él en el vestuario", terminó Julbe, feliz porque vio un equipo que se pareció en casi todo al que él se imagina.