Más que un encuentro, el sábado se celebró en San Miguel un reencuentro. El Casetas recibió al Andorra, en cuyas filas milita esta temporada Míchel Salas, un joven jugador zaragozano bien conocido por el club blanquiazul, ya que vistió esta camiseta el año pasado. "Fue una experiencia muy bonita volver a San Miguel", confesó Míchel Salas, "sobre todo cuando sales de los vestuarios hasta el banquillo, y atraviesas todo el campo. En ese momento, me vinieron a la cabeza muchos buenos recuerdos de cuando estuve ahí". Salas, además, aprovechó la visita del Andorra al feudo casetero para volver a conversar con antiguos camaradas, tanto en el campo, como Alfredo, Iván o Samuel, como fuera de él, caso de Emilio Salas o Calvete, así como con el presidente del club, Cecilio Lapieza. En las gradas del estadio casetero incluso pudo saludar a otros emigrados del Casetas este año. "Ahí estaban Oscar Valero y Víctor Ramos, que este año juegan en el Mirandés", dijo el jugador, y añadió: "Guardo muy buen recuerdo de mis compañeros del Casetas", comentó. "Y espero que ellos también", añadió con buen humor.

El retorno de Míchel Salas a Casetas este pasado sábado hubiera sido "perfecta", de no ser porque el jugador sufrió una lesión que le obligó a ser sustituido en la segunda parte del encuentro. "No creo que sea nada grave. "En una jugada sentí un crujido en un tobillo, y tuve que salir", explicó Salas. "Aún no me han explorado a fondo, pero según me han explicado puede ser una pequeña fisura en un tejido".

Míchel Salas es un jugador de ida y vuelta en más de un sentido: después de jugar en Segunda B el año pasado, con su fichaje por el Andorra esta temporada ha vuelto a jugar en Tercera División, una categoría "muy distinta" a la que estaba acostumbrado este hombre que el próximo mes de mayo cumplirá 25 años. "La Segunda B es más exigente, porque juegas con equipos de toda España, en campos de nivel nacional", explicó. "Además, en esta categoría las concentraciones y los desplazamientos son más largos, y esto quieras que no se nota"

Pese a todo, el ahora jugador andorrano aseguró guardar "buenos recuerdos" de esta competición, aunque también precisó que la Tercera División es una categoría que no desdeña en absoluto. "Y más en el Andorra, que es un club en el que me siento muy a gusto", a pesar de los problemas para compaginar su trabajo con los entrenamientos. "Pero pensaba que lo iba a llevar peor", aseguró Salas.