No se lo podían creer. Las jugadoras del Yaya María festejaban con brincos y gritos de alegría sobre el parquet del Príncipe Felipe su séptima victoria de la temporada. Un equipo hasta ayer moribundo y gris empañaba de llanto al Mann Filter, cabizbajo y falto de orgullo, benevolente y desastroso, que debía digerir una nueva y desesperante derrota, la quinta consecutiva. Al equipo aragonés le quedan sólo tres jornadas para encontrar el rumbo y asomarse a los playoffs . Ibiza y Burgos le echaron una mano en busca del milagro perdiendo sus choques, pero de nada sirve el apoyo ajeno si uno mismo no confía en sus posibilidades.

Las zaragozanas demostraron inocencia defensiva, fallos de concentración, mucha precipitación en las decisiones y nervios. Esta mezcla explosiva dejó sus porcentajes de tiros libres y triples rayando la mediocridad (59% y 21%, respectivamente) y puso en bandeja el triunfo a su rival, tan necesitado de regalos. Los puntos de Adriana Dos Santos (24) y los rebotes de Hamchetou (11) no tuvieron una respuesta firme por parte del Mann Filter, que representó uno de sus peores encuentros precisamente en un momento arriesgado, incapaz de aprovechar sus ventajas --hasta ocho puntos en el último cuarto-- para dar vida a las gallegas, casi desahuciadas.

IGUALDAD La incertidumbre fue protagonista durante la primera parte del encuentro. Ambos equipos se vigilaban con esmero sin permitirse un instante de respiro. Tras un cuarto inicial muy equilibrado, el Yaya María dio un primer aviso al marcharse al descanso con una pequeña ventaja (31-33). A las zaragozanas les costó encontrar huecos en la defensa en zona de las lucenses y tenían problemas para anotar. Alex Cebrián intentó fortalecer el juego interior de su equipo y apostó por situar sobre la cancha a sus jugadoras más altas, Rasmussen, Tuukkannen y Pascua, una situación que le permitió darle la vuelta al marcador y alcanzar los cinco puntos de diferencia (52-47) a pesar de correr un alto riesgo: la carga de faltas. Las gallegas se mantenían en el partido gracias al acierto desde la línea de 6,25 --8 de 17 intentos al final-- que impedía abrir una brecha mayor.

El comienzo del último periodo permitió a las zaragozanas alcanzar su máxima ventaja del partido (61-53) a falta de seis minutos, pero, inexplicablemente, se diluyó en cuestión de segundos. El culpable: un parcial en contra de 3-19 que exige una reacción inmediata del Mann Filter.