A un amigo de verdad se le avisa. Contador y Andy Schleck simpatizaron hace algunos años jugando con los delfines de Curaçao. Pero Samuel Sánchez y el madrileño son de los que se llaman a menudo por teléfono, se cuentan cosas y se ponen al corriente de las intenciones en carrera. Samu, aparte de los gregarios del Saxo Bank, fue el único corredor del Tour que estuvo al corriente de las intenciones ofensivas del tricampeón. ñVamos a atacar, que a ellos no les va este descenso".

Ellos no eran otros que los Schleck. El mensaje lo escuchó Samu. Fue la frase que puso en evidencia que la santa alianza ya está establecida en el Tour 2011.

Samu miró a Contador y se colocó el pulgar debajo de la barbilla. Fue el signo para indicarle a su amigo que iba al límite y que haría todo lo posible. ñFue una lástima --explicó Contador al final de la etapa-- de que Samu no anduviera fino porque, de lo contrario, la distancia lograda habría sido mayor".

Samu, Evans y Contador. A ninguno les importó la fuga consentida que circulaba por delante. Samu, Evans y Contador. Ellos por delante y el resto por detrás: los Schleck, sin poderlos seguir; Voeckler, de amarillo, el mismo que en los Pirineos no dio el brazo a torcer, comenzando a estar en su sitio: unos metros por detrás de quienes son los ases. El trío fugado no hizo otra cosa que generar un comentario en la trastienda del Tour. ¿Son los elegidos para el podio de los Campos Elíseos? ¿El orden? Dependerá de dos cosas, sobre todo: de la furia de Contador y de la resistencia de Evans, quien tradicionalmente siempre tiene un día malo en las etapas de alta montaña.