Boris Jonhson ya asumió la derrota en la clausura de los Juegos Olímpicos de Pekín-2008. El alcalde de Londres adelantó que no podían competir con China. A falta de gigantismo y presupuesto, tirarían de creatividad. La eficacia del discurso requiere negársela a los chinos. La inauguración y clausura olímpica de Pekín fueron descomunales en medios. También fueron las más poéticas, vibrantes e imaginativas. Relevar a China en una organización deportiva es un marrón.

Barcelona organizará los Mundiales de natación del 2013 y sus responsables prometen mucha creatividad. Las nadadoras Mireia Belmonte y Erika Villaécija se pintaron el viernes las agallas azules en el cuello que aspiran a convertirse en la imagen del evento. Sergi Pujalte, director general de BCN- 2013, desveló que las ceremonias de entrega de medallas y otros capítulos serán muy creativos. También que se potenciará el uso de las redes sociales.

El Centro Oriental de Natación de Shanghái se construyó para los Mundiales. Son 70 hectáreas con tres piscinas, aparcamientos subterráneos y lagos artificiales. Los cálculos no oficiales hablan de entre 200 y 400 millones de euros. "Lo nuestro será un café comparado con esto", aclara Maite Fandos, teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona. Requeridos por este diario, ningún responsable consistorial, autonómico o estatal quiso desvelar ni aproximar el presupuesto del café.

Shanghái ha contratado a 1.200 personas. Barcelona, a unas 60 por un largo tiempo y a 120 para tres meses. Los voluntarios son omnipresentes en Shanghái. Se necesitó una purga para reducirlos a 3.000. El instituto de Chen, una risueña joven, solo contaba con 88 plazas para más de 300 solicitantes. Pasaron exámenes de idiomas y se valoró su experiencia. Chen también ayudó en la Expo del pasado año. El voluntariado chino hunde sus raíces en la tradición confuciana y el fervor nacionalista. Doce cargos oficiales han venido a Shanghái para investigar qué puede aportar a BCN-2013. La conclusión es que muy poco. No solo por las magnitudes incompatibles, sino por la opacidad de los anfitriones.

Apenas dos años

Las instalaciones barcelonesas son las conocidas: el Palau Sant Jordi, las piscinas Picornell y la de Montjuïc, con la Sagrada Familia como telón de los saltos. Bastarán pequeñas reformas. Las competiciones en aguas abiertas se disputarán en el Port Vell, cerca de la costa para facilitar el seguimiento ciudadano. Los responsables juegan contra las limitaciones presupuestarias y temporales. La FINA recurrió a Barcelona cuando la designada Dubái se echó atrás, así que contarán con dos años en lugar de cuatro.

La distancia presupuestaria no es menor que la deportiva. Ni los Mundiales más creativos de la historia resistirían un apego tan tozudo al fracaso del equipo anfitrión como el que ha mostrado España en Shanghái. Barcelona-92 demostró la relación directa entre inversión y medallas, pero dos años son pocos.