Como quien espera en el hospital a que salga el médico a comunicar buenas (o malas, aunque estas nunca se quieren esperar) noticias. Así se vivió ayer la jornada en el parquet madrileño y también en las plazas europeas: como si se tratara de una fría sala de espera, a la expectativa.

No son días de precisamente pocas noticias, entre las presiones de las agencias de rating a EEUU, el plan italiano y las dudas sobre el segundo rescate griego. Todo ello se tradujo en malos augurios a la espera del doctor con los resultados de las pruebas (de estrés), lo que provocó que el principal indicativo de la bolsa española, el Ibex 35, se dejara el 1,19%. Una vez más, el selectivo lideró las caídas europeas y perdió el nivel de los 9.500 puntos. En la seman se ha dejado el 4,5%.

No fue el único parquet que esperaba la salida del doctor. Las principales plazas europeas estaban en la misma sala de espera: Milán retrocedió el 1,02%; Londres, el 0,06%, y París, el 0,66%. Solo Fráncfort cerró la jornada con ganancias del 0,07%.

La tensión se apoderó de dichos fríos espacios a medida que la tarde fue avanzando y de que las noticias que llegaban indicaban que, algunos de los pacientes (que no están en el Ibex), podían tener dificultades en los escenarios más adversos. Los inversores desconfiaron de la mayoría de los valores y los pesos pesados pagaron las consecuencias de la tensa espera: el BBVA cedió el 1,56%; el Santander, el 1,23%; Repsol YPF, el 1,89%; Telefónica, el 1,30% e Iberdrola, el 1,28%.

El doctor salió a comunicar las noticias. Pero los mercados no reaccionarán hasta el lunes.