Siempre han dicho que los bonos del Tesoro están caracterizados por una gran seguridad, pero ¿compraría usted, en la situación actual, deuda pública de algún país? De hecho, ver quebrar a una empresa privada es más normal que a un país declararse en bancarrota. Hasta ahora, pocos podían poner en duda la solvencia de naciones como Grecia, Irlanda o Portugal. Todos, salvo catástrofe traducida en quiebra de las arcas públicas, devolverían hasta el último euro prestado, intereses incluidos.

Pero, hoy, en plena crisis de deuda, la situación es muy distinta a la de antaño. Grecia, Irlanda y Portugal ya han sido rescatadas. En Bruselas se está cocinando una segunda intervención en el país heleno, con reestructuraciones de deuda e incluso quiebras controladas como posibilidades que cobran cada vez más fuerza. Por su parte, España e Italia cruzan los dedos para que los mercados les permitan financiarse de una manera más desahogada, con grandes recortes de por medio. Incluso la mayor superpotencia del mundo, Estados Unidos, vive pendiente de que su Congreso permita al Gobierno de Obama endeudarse un poco más para seguir su actividad ordinaria.

DUDAS RAZONABLES La situación es tal que algunos analistas prefieren otro tipo de renta fija antes que apostar por ciertos Estados. "Ahora mismo, nosotros recomendados a nuestros clientes comprar más deuda privada que pública, por la volatilidad de los mercados en los últimos meses", comenta la analista de la agencia inversora Renta4, Susana Royo. No obstante, el profesor de la Facultad de Económicas de la Universidad de Zaragoza, Alfredo Bachiller cree que "la seguridad de la deuda pública sigue siendo alta en comparación la privada, aunque todo depende de qué país o de qué empresa que se trate. Pero invertir en deuda pública sigue siendo mucho más seguro".

Lo que es innegable es que la seguridad de estas inversiones es mucho menor a la de hace tan solo un par de años. Y es justamente este mayor riesgo lo que provoca el efecto contrario en el tipo de interés de los bonos. Se trata del binomio clásico de los activos financieros: seguridad-rentabilidad. Si le ofrecen invertir una parte de sus ahorros en un activo muy seguro que le va a dar intereses, no dudará en comprarlo. Por este motivo la rentabilidad que ofrecerá un país por ese bono será baja, ya que no necesita hacer que su activo sea ´muy jugoso´ para venderlo. Es el caso del bono alemán a 10 años de vencimiento (cuya rentabilidad está en torno al 2,75%). La solvencia del país germano es tan conocida que no tiene necesidad de ofrecer unos intereses muy altos para poder financiarse.

Justo lo contrario ocurre en Grecia, Irlanda o Portugal, que, al estar en duda su capacidad de solvencia, tienen que ofrecer una rentabilidad muy alta en sus bonos. Eso, lógicamente, conlleva el riesgo de que el país no pueda hacer frente luego a unos intereses tan altos. Por ejemplo, Grecia ofrece sus títulos de deuda a 10 años de vencimiento con un interés que ronda el 25%. Algo casi inasumible. Y eso que, aun con todo, según la analista de Renta4, ha habido "valientes que han invertido en deuda griega". El economista Juan Royo considera que inversiones como la anterior son solo aptas para "especuladores".

DEUDA PÚBLICA ESPAÑOLA ¿Y qué pasa con la renta fija pública de España? Aquellos ciudadanos que quieran invertir sus ahorros en ella, tendría tres opciones fundamentales: letras, bonos u obligaciones del Tesoro, cuya diferencia principal está en el periodo de vencimiento (a más tiempo, más rentabilidad). Juan Royo compraría deuda española sin reticencias: "Es una gran oportunidad para cualquier inversor, sobre todo estando ahora el interés en torno al 6%", comenta. Por su parte, la analista de Renta4 se lo toma con más cautela: "Preferimos bonos más seguros, como el alemán, si bien los intereses que ofrecen ahora tampoco es que sean especialmente buenos".

Por su parte, el profesor de Finanzas de la Universidad de Zaragoza también recomendaría comprarla "porque la rentabilidad que tiene actualmente no la posee ningún otro activo de riesgo similar". Según Bachiller, "en estos momentos España no corre riesgo de ser intervenida", por lo que la devolución de lo comprometido no correría, en teoría, ningún riesgo. "Aunque lógicamente --matiza--, ese 6% en el tipo de interés indica que hay un cierto riesgo en la inversión. Si no lo hubiera, estaríamos con una rentabilidad cercana al bono alemán".