En la novela o en el cine, el suspense funciona exquisitamente como recurso narrativo, pero aplicado a la economía es un flirteo con el desastre. A poco más de dos semanas de la fecha fatídica del 2 de agosto, demócratas y republicanos siguen sin ponerse de acuerdo sobre las condiciones para aumentar el techo del endeudamiento, necesario para que EEUU pueda pagar sus facturas. Los economistas advierten de que una suspensión de pagos podría desatar una nueva recesión, pero las negociaciones están encalladas por el dogmatismo ideológico de los conservadores, opuestos a la más mínima subida de impuestos.

Los republicanos insisten tanto como los demócratas en la necesidad de sanear las cuentas públicas reduciendo el déficit, que supera los 14 billones de dólares, pero no están dispuestos a apoyar un plan que implique más presión fiscal.

BENEFICIOS FISCALES Durante su discurso radiofónico de los sábados, el presidente, Barack Obama, reconoció ayer que no se puede resolver el problema del déficit sin cortar gastos, "pero tampoco sin pedirles a los más ricos que paguen justamente su parte o sin enmendar los agujeros que otorgan a los intereses especiales y las grandes corporaciones beneficios fiscales que no tiene la clase media".

La Casa Blanca ha hecho sus concesiones. Tanto el plan del vicepresidente, Joe Biden, para recortar 2,4 billones en una década como en el más ambicioso de Obama para ahorrar 4 billones, incluían tijeretazos en pensiones o el seguro sanitario para los jubilados y los pobres. Tanto es así que en la propuesta de Obama la contracción del gasto supone el 80% del ahorro, frente al 20% del aumento de los impuestos. "Tenemos que equilibrar nuestras propuestas, compartir sacrificios y estar dispuestos a tomar medidas impopulares desde los dos bandos", dijo, dirigiendose a sus rivales políticos, que controlan la cámara baja.

Pero aun así, ambas propuestas han sido rechazadas por los republicanos. Y la guadaña acecha. Si la mayor economía del mundo, lastrada por una recuperación anémica, entra en suspensión de pagos el 2 de agosto, no solo será incapaz de pagar algunas de sus facturas, desencadenando imprevisibles turbulencias en los mercados, sino que muy probablemente tendrá que pagar más por el dinero que toma prestado. El sobrecoste, advierten los economistas, elevará también los tipos de interés de hipotecas, coches, préstamos de los estudiantes y las administraciones estatales o municipales.

PROPUESTA TRAMPA Un parche para sortear el drama temporalmente pasa por la propuesta del líder republicano en el Senado, Mitch McConell. Su plan permitiría al presidente aumentar unilateralmente el techo del endeudamiento hasta el 2012 mientras un comité bipartidista estudia una reforma fiscal y de los programas sociales. Aunque es una trampa que busca réditos electorales al dejar que Obama asuma todas las consecuencias, se antoja hoy como la única salida.