El despertar de una pesadilla no es inmediato. Hay una lapso de tiempo durante el que la mente repasa desordenadamente lo soñado y lo contrapone a la realidad que ha sido distorsionada. Quien ha sufrido un mal sueño suele quedarse unos minutos casi inmóvil, seleccionando qué estado de ánimo es el más conveniente. En esta posición estaban ayer la mayoría de mercados, sobre todo los europeos: tratando de asimilar los efectos de la pesadilla llamada Grecia y con las ganas de superarla como si fuera todo una traición del subconsciente. En esta tesitura, las ganas de comprar y recuperar posiciones perdidas llevaron a los inversores a cruzar operaciones que remontaron el Ibex por encima del 2%. Luego vino el reflujo: no todo era irreal, lo de Grecia ha dejado poso.

El mal trago, como siempre, lo aportó una de las tres agencias, esta vez Fitch, la de menos porción de mercado y con mayoría francesa en su capital. Importa poco: la calificadora de riesgo sentenció que lo decidido en el seno de la UE queda definido como impago restringido. El efecto fue que lo que antes era un empujón a Grecia como el de las nadadoras sincronizadas con la colega que da el salto exitoso se pasó a las reglas del futbol: "zancadilla al Ibex de Fitch", dijeron los cronistas. El Ibex quedó en un recuperación del 0,42%, con una cota fijada en los 10.059 puntos. Los vaivenes de Wall Street en sus inicios también presagiaban una jornada poco propicia al sueño placentero. De los principales del Ibex, retrocedieron Santander (-1,15%) y BBVA (-0,97). Se recuperaron Caixabank (+2,58%) y Popular (+2,56%).