Ante la duda, el oro. Los inversores aplican esta máxima que funciona desde hace años por las incertidumbres que provienen de EEUU y deshacen posiciones en otros activos para comprar lingotes de este metal precioso. El alud de demanda hizo que ayer volviera a marcar un récord, hasta los 1.624,30 dólares por onza. En lo que va de julio ha subido cerca del 8%.

Esta fiebre del oro se repite cada vez que aparecen amenazas que afectan a la economía. En este caso se trata de la posibilidad de pérdida de calificación financiera por parte de la deuda de EEUU y su hipotética suspensión de pagos si demócratas y republicanos no alcanzan un acuerdo para elevar el techo de gasto antes del 2 de agosto.

Fiel a su papel de refugio, el oro es el activo más alcista dentro de la familia de las materias primas. Su escalada continúa, y en medio del castigo que sufren las bolsas y buena parte de la deuda pública, se afianza sobre el nivel de los 1.600 dólares. Algo parecido sucede con el franco suizo, otro de los refugios tradicionales en caso de tormenta financiera, que ganó fuerza respecto al dólar hasta 0,8021 francos por cada billete verde.