A solo una semana para que EEUU se quede sin fondos para afrontar todas sus obligaciones e incurra en una caótica suspensión de pagos, las negociaciones entre demócratas y republicanos para evitarlo siguen bloqueadas. Tras el fracaso de la última ronda de diálogo bipartidista, cada partido baraja ahora planes divergentes con poco en común. El nerviosismo del Congreso se traslada ya a los mercados, sin atisbos de pánico. El oro y el franco suizo se revalorizaron ayer como refugios ante la incertidumbre, mientras las bolsas asiáticas se resentían ligeramente.

La secretaria de Estado, Hillary Clinton, aprovechó su gira asiática para tratar de tranquilizar a los inversores del continente. China y Japón son los principales tenedores foráneos de deuda estadounidense y, aunque la mayoría de analistas considera muy improbable que se dejen llevar por las dudas y opten por la estampida, Pekín ya ha expresado su preocupación. "Tengo confianza en que el Congreso, hará lo correcto y alcanzará un acuerdo para incrementar el techo de la deuda", dijo Clinton en Hong Kong. Las bolsas de Madrid, París y Londres cerraron ayer con pérdidas.

Esa es también la creencia en Washington, aunque nadie sabe muy bien cómo. La negociación entre el presidente, Barack Obama, y el líder de la mayoría republicana en el Congreso, John Boehner, ha pasado a mejor vida después de que este último abandonara el viernes por tercera vez las conversaciones. Cada partido perfila su alternativa. Boehner y el portavoz de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, se reunieron con sus cuadros para explicarles los pasos a seguir.

PROPUESTAS Pero no hay visos de acuerdo. Los demócratas han rechazado el borrador republicano para aumentar el techo de la deuda en dos plazos porque obligaría a reabrir el debate antes de las presidenciales de noviembre del 2012. Tampoco Boehner acepta la propuesta de Reid, que permitiría al Estado endeudaudarse hasta finales del año que viene a cambio de una reducción del déficit de 2,7 billones de dólares.

Y, mientras, el FMI volvió a augurar un "crecimiento modesto" para la primera economía mundial, lastrada por un elevado desempleo, el estancamiento del consumo y la depreciación del sector inmobiliario. Una posible rebaja de la solvencia de la deuda, dijo ayer su asesor para el hemisferio occidental, Rodrigo Valdés, "sería muy dañina para la economía de EEUU y del mundo" y afectaría "muy posiblemente al mercado laboral, los tipos de interés y las bolsas".