Hace varios días ya que en algunos programas de la CNN empezó a aparecer un contador que, marcha atrás, recuerda los días, horas y minutos que quedan para que Estados Unidos rebase el techo de su deuda y se vea incapacitado para hacer frente a todas sus obligaciones. Ayer, el aviso de que el tiempo apremia lo lanzó en Nueva York con una seria advertencia Christine Lagarde, la directora gerente del FMI, que en un discurso en el Council on Foreign Relations advirtió de que las consecuencias prácticas de ese default (impago) serían "terribles" y repercutirán en la economía de todo el mundo. Su opinión no dejaba lugar a dudas: "El asunto necesita ser resuelto inmediatamente" y en Washington hace falta "valor político".

Lagarde admitió que es "esencial" que EEUU tome medidas que reduzcan el déficit, actualmente de 1 billón de euros, pero alertó de que los recortes drásticos en el gasto podrían tener efectos nocivos. "Por eso hemos aconsejado que no se produzca una consolidación fiscal excesivamente acelerada aun cuando subrayamos la importancia de que se acuerde un plan de consolidación fiscal pronto", explicó. La perspectiva si se toma otro camino es "otra recuperación sin creación de empleo", dijo.

Combinando el tono cercano y hasta bromista en la presentación de su conferencia con una seriedad contundente en cuanto entró en materia, la exministra de finanzas francesa realizó también una llamada de atención desde Nueva York a Europa. Aunque alabó el pacto logrado que comprometió a toda la UE en el rescate de Grecia y habló de ese acuerdo como un ejemplo del valor político, instó también a EEUU a moverse rápido para atajar la crisis. Eso sí, aseguró que el pacto entre los 17 supone un avance importante. "Es un paso fundamental en la construcción europea, abriendo camino para arreglar una unión monetaria que estaba a medio construir".