La senda de la reducción del déficit en España está claramente trazada, según las exigencias fijadas por las autoridades económicas europeas, y el Gobierno no se va a salir de los márgenes a la vista de los datos conocidos ayer sobre la ejecución presupuestaria correspondiente al primer semestre de este año. En este periodo, el déficit se redujo el 18,9% respecto del mismo periodo del 2010 y llegó a 24.132 millones de euros, el 2,21% del Producto Interior Bruto (PIB).

Los capítulos de ingresos y gastos reflejan el impacto de las medidas económicas tomadas por el Ejecutivo en los últimos doce meses, como la subida del IVA y la bajada del sueldo a los funcionarios. La reducción de ingresos alcanza el 13% y la de gastos, el 15%.

También la fiscalidad muestra una radiografía de la actual coyuntura económica. Los ingresos por impuestos directos crecen al mismo ritmo que en el primer semestre del 2010 (ahora se han incrementado un 3% mientras que en julio del año pasado fue del 3,3%). Por el contrario, la recaudación por impuestos indirectos sufre una merma del 4% debido al menor consumo de tabaco y de gasolinas.

BUENAS EXPECTATIVAS Con este cuadro macroeconomico a mediados de año, el secretario de Estado de Hacienda, Juan Manuel López Carbajo, afirmó que la previsión del Gobierno de cerrar el ejercicio con un déficit del 6% del PIB está "encauzadas corectamente". Además, señaló que los datos muestran una tendencia a la "estabilización" de la economía y confirman que la consolidación fiscal se está cumpliendo.

El saldo negativo acumulado de las cuentas estatales es inferior en 5.637 millones de euros al registrado a finales de julio del año 2010. El déficit es consecuencia de tener unos ingresos no financieros de 49.406 millones frente a unos gastos que ascendieron a 73.538 millones. En términos de caja, el Estado presentó un desequilibrio de 23.495 millones, sensiblemente inferior a los 30.794 millones de euros de hace uno año.

Ante este balance semestral, Hacienda advierte que es difícil la comparación con el ejercicio anterior dado que ya está plenamente vigente el nuevo sistema de financiació autonómica, por lo que habrá que esperar a final de año para hacer las comparaciones. Estas variaciones afectan principalmente a los pagos por trasferencias.

La recaudación en impuestos directos creció un 3%, hasta llegar a los 38.063 millones. Los ingresos por IRPF aceleraron su crecimiento en un 6,5% y supusieron 32.297 millones para las arcas del Estado.

El incremento se debe a que hubo menos solicitudes de devolución anticipada respecto al año pasado, se suprimió el cheque-bebé y crecieron las retenciones de trabajo en el sector privado en un 3,2%. Por el contrario, las retenciones correspondientes al sector público presentaron un descenso del 0,4%.

IMPUESTOS INDIRECTOS La recaudación por el impuesto de sociedades descendió hasta un 15,6% y dejó en caja apenas 4.000 millones de euros, determinada por el primer pago fraccionado abonado en abril.

Los ingresos por impuestos indirectos aumentaron el 5,5%, hasta contabilizar los 37.656 millones de euros. El mayor aumento --del 9,4%-- fue como consecuencia del Impuesto del Valor Añadido (IVA), aunque existe una cierta ralentización en la recaudación de este impuesto por el aumento de las devoluciones en consonancia con el fuerte crecimiento de las exportaciones.

Se recaudó menos (un 4%) por los impuestos especiales debido a la caída del 3,6% del impuesto especial sobre el tabaco y también de los hidrocarburos en un 5,1%, en ambos casos por la bajada de consumo que no ha podido compensar el aumento de los precios.