El origen latino de la lengua castellana da lugar a curiosas coincidencias. Como el hecho de que las palabras sueldo y soldado procedan de la misma voz de este idioma. El término que le dio origen significaba salario, con lo que su derivación militar se debe posiblemente a que unirse al ejercito era la única forma de ganarse la vida para muchos. Si fueron los meros soldados los que tomaron su nombre del sueldo que recibían, seguramente es porque los generales añadían a su enrolamiento en el ejercito otras aspiraciones, como el poder y la gloria.

Quizá en las empresas de hoy en día pase lo mismo, pero lo cierto es que los generales de las grandes compañías no pueden quejarse de sus emolumentos. Ayer se supo que los del consejo de Repsol subieron el 82% (hasta los 10,46 millones) en el primer semestre. El alza responde en parte a que lograron triplicar el beneficio de la compañía en el 2010, si bien hasta junio solo subió el 0,4%. El consejo de Telefónica cobró 15,6 millones, el 3,9% más, debido a que adelantó la paga de verano, mientras sus ganancias cayeron el 16,3%.

Pero estas cosas no preocupan al mercado. A los inversores les inquieta que Estados Unidos no amplié su techo de gasto y el mal resultado de la subasta italiana. El buen dato de paro estadounidense, con todo, salvó ayer el día. El Ibex logró subir el 0,14% a última hora, pero la prima de riesgo rozó los 340 puntos básicos. Es lo que les importa, pero es inevitable que unos asuntos nos choquen en relación a los otros.