No hizo falta que el presidente de EE UU, Barack Obama, recordara ayer nuevamente al país las consecuencias catastróficas que tendría una suspensión de pagos si el Congreso es incapaz de llegar a un acuerdo político para aumentar el crédito federal antes del próximo martes.

Los nefastos datos macroeconómicos presentados por el Departamento de Comercio revelaron la enorme fragilidad de la recuperación estadounidense, que crece muy por debajo de lo estimado. Obama, en un discurso destinado a hacer un llamamiento al acuerdo entre republicanos y demócratas, quiso tranquilizar a los mercados apostando por un acuerdo, aunque la insurrección interna en el partido republicano no augura nada bueno.

"A pesar de toda la intriga y el drama que se vive en Washington, confío en que al final prevalecerá el sentido común y la sensatez", aseguró Obama en un breve discurso desde la Casa Blanca.

Reaparecido después de tres días de silencio y acosado por una popularidad menguante en las encuestas del 42%, recordó que la deuda de EE UU podría perder pronto su calificación de máxima solvencia. No porque el país sea incapaz de pagar sus facturas sino porque su sistema político no está a la altura. Esa rebaja, añadió en un mensaje implícito para los republicanos, supondría mayores impuestos para todo el mundo debido al encarecimiento de los tipos de interés.

Los republicanos ni siquiera pueden mantener el orden en sus filas. Su líder en el Congreso, John Boehner, se vio obligado a suspender el jueves la votación de su plan de reducción de déficit tras la insurrección de sus correligionarios vinculados al Tea Party. Ni siquiera la bronca que les propinó para obligarles a aceptar su plan doblegó su intransigencia. La incertidumbre es una pesadilla para mercados, empresas y consumidores. Como alternativa al plan republicano, los demócratas votarán este fin de semana la propuesta de su líder en el Senado, Harry Reid. Su plan permitiría al país financiarse hasta el 2013 a cambio de recortes por 2,8 billones de dólares en 10 años. Como dijo ayer Obama, "el tiempo se está agotando".