El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, planteó ayer que el modelo de rescate bancario de Chipre, con quitas para los grandes depósitos y con la liquidación de una gran entidad en teoría demasiado grande para caer, sea el patrón a usar en el futuro. Después de 14 horas de negociaciones, el Eurogrupo llegó en la madrugada de ayer a un acuerdo para prestar 10.000 millones a Chipre, que evita el riesgo de quiebra del país y su salida del euro.

La principal novedad del rescate chipriota es que el saneamiento bancario descansa en la contribución de los accionistas, los titulares de bonos y los clientes con depósitos superiores a los garantizados 100.000 euros de los bancos afectados (Laiki y Chipre), que sufrirán pérdidas muy elevadas. Hasta ahora los rescates bancarios se habían financiado a base de dinero público, como en el caso español.

CAMBIO DE DOCTRINA Lejos de la posición oficial mantenida hasta ahora de que Chipre es "un caso único y excepcional", Dijsselbloem declaró a la agencia Reuters y al diario Financial Times, que a partir de ahora se avanzará en la línea del rescate bancario por la propia entidad a costa incluso de los depósitos por encima de los 100.000 euros.

"Si hay un riesgo en un banco, nuestra primera pregunta debe ser: ¿Qué va a hacer el banco? ¿Cómo piensa recapitalizarse a si mismo? Si el banco no puede hacerlo, entonces hablamos con los accionistas y los titulares de bonos y les pedimos que contribuyan a recapitalizar el banco y si es necesario también a los clientes de los depósitos no garantizados", afirmó Dijsselbloem.

"Ahora vamos a proseguir en la senda del autorrescate. Loa bancos deben básicamente salvarse a si mismos o como mínimo reestructurarse y recapitalizarse a si mismo tanto como sea posible", insistió. "Si un banco se mete en apuros, que no espere que automáticamente vamos a llegar y solucionarle el problema. Será él quien deberá resolver el problema", añadió.

Esas declaraciones, al sembrar dudas sobre la seguridad de las inversiones bancarias en la eurozona, invirtieron las tendencias alcistas de las bolsas tras el alivio inicial por el acuerdo del rescate y penalizaron la prima de riesgo de los países más débiles, como España e Italia. La bolsa española cerró con un descenso del 2,27%. La prima de riesgo, que había bajado por debajo de los 340 puntos básicos respecto al bono alemán, volvió a subir por encima de los 360 puntos.

Ante el revuelo creado, el presidente del Eurogrupo emitió un comunicado oficial al final de la