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Plaga o hambre

En El coloquio de los perros, Cervantes explica cómo el can Berganza le cuenta a su amigo Cipión que ha oído a un estudiante de Alcalá de Henares explicar que "de cinco mil estudiantes que cursaban aquel año en la Universidad, los dos mil oían medicina. "Pues, ¿qué vienes a inferir deso?", le pregunta. "Infiero, o que estos dos mil médicos han de tener enfermos que curar (que sería harta plaga y mala ventura), o ellos se han de morir de hambre", responde Berganza. Algo similar se puede pensar de cómo los inversores reaccionan a las noticias que apuntan hacia un empeoramiento de la situación económica: o sus peores temores se confirman o se van a morir de hambre si no se cumplen (es un decir).

De momento, los grandes responsables de decidir sobre el dinero le están prestando oídos a todo lo que apunta a peor. Ayer hubo un buen número de indicios en esa dirección: el empeoramiento de las previsiones económicas de la Comisión Europea, el frenazo de las exportaciones en Estados Unidos con el consiguiente aumento de su déficit comercial, rumores de que algunos banqueros centrales critica a Mario Daghi, guerra de precios en el petróleo para competir ante la caída de la demanda... Y todo eso en la previa de la reunión mensual del BCE, que siempre hace contener el aliento en el mercado. Así las cosas, el Ibex 35 cayó el 2,12%, hasta los 10.154,40 puntos, mientras que la prima de riesgo aumentó hasta los 136 puntos básicos.

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