En gran medida exigidos por las autoridades bancarias y en otra parte alentados por las provisiones realizadas, los grandes bancos se desprendieron de unos 45.900 millones de euros en activos inmobiliarios tóxicos durante el 2018 gracias a cerca de 30 grandes ventas de carteras (que supusieron en torno a 43.200 millones). La cifra es inferior a la del 2017 (51.700 millones, según un informe de Deloitte), pero España fue el segundo mercado europeo más activo, solo por detrás de Italia.

Las grandes entidades han sacado pecho esta semana durante la presentación de sus resultados del 2018 por la reducción de su mochila de ladrillos. El Banco Sabadell, con un recorte de 15.000 millones de euros, y CaixaBank, que vendió 12.100 millones, fueron las entidades que más trabajaron por sanear su balance. Por detrás figuran BBVA (10.472 millones), Bankia (6.000 millones) y Santander (2.400 millones, tras deshacerse de la mayoría en el 2017).

Por el lado de los compradores, Cerberus y Lone Star dominaron el mercado con operaciones por valor de 15.000 y 13.000 millones, respectivamente. Estos fondos tomaron el relevo de Blackstone, el fondo más activo en el 2017 (30.000 millones) tras hacerse con la cartera inmobiliaria del Popular de la que se desprendió el Santander, entre cuyas propiedades se incluía el servicer (gestor inmobiliario) Aliseda Inmobiliaria. Eso sí, una cosa es el valor de la cartera y otra el precio de la operación, puesto que, gracias a las provisiones realizadas, los vendedores han cerrado las transacciones con descuentos de más del 50% en la mayoría de operaciones.

¿Quién ha ganado con estas operaciones? Sin duda, el beneficio es compartido, pero está por ver si llega al consumidor final, tanto de las inmobiliarias como de los bancos. Los vendedores liberan su balance y elevan capital, y los compradores se proponen rentabilizar compras ventajosas. En CaixaBank, más allá de la satisfacción por el balance del 2018, están particularmente contentos con haber soltado lastre. «El año pasado no solo fue positivo desde el punto de vista de la mejora del resultado final, sino también por la calidad del resultado, pues incluye cargos negativos que nos van a permitir, a partir de ahora, tener resultados aún mejores», afirmó Gonzalo Gortázar, su consejero delegado, en la presentación de resultados en Valencia.

El movimiento estrella lo realizó en el segundo trimestre, cuando acordó desprenderse de la cartera de activos inmobiliarios disponibles para la venta y su servicer Servihabitat (cuyo 51% tuvo que recomprar por 204 millones) a una compañía de nueva creación propiedad en un 80% de Lone Star. El impacto de esa operación en las cuentas ha sido de 48 millones de euros en impuestos.

Además, CaixaBank consiguió vender inmuebles en el 2018 por 2.060 millones, el 28% más que en el 2017. La cartera de adjudicados ha quedado en unos escuálidos 740 millones de euros, frente a los problemáticos 5.878 millones acumulados al cierre del 2017. La apuesta por la limpieza ha permitido que los saldos dudosos desciendan hasta los 11.195 millones, tras bajar 3.110 millones en un solo ejercicio.

Durante la presentación de resultados del Sabadell, su presidente, Josep Oliu, puso de manifiesto la significativa caída de la morosidad hasta el 4,22%, tras las bajada de activos problemáticos: 7.846 millones de euros. Corresponden a la venta de las carteras institucionales adquiridas principalmente por Cerberus (5.800 millones) más la reducción orgánica de 2.047 millones. También se desprendió del servicer de Solvia, lo que le permitió elevar el saldo de las ventas. Poco le queda además de su promotora, Solvia Desarrollos Inmobiliarios, que también se halla en proceso de venta.

El Santander y Bankia cerraron la venta de paquetes en el 2018, si bien las operaciones se concretarán este año. El primero tiene un acuerdo con Cerberus para la venta de inmuebles por valor de 1.500 millones, y el segundo ha constituido con Lone Star una sociedad a la que Bankia debe traspasar créditos hipotecarios de dudoso cobro por valor de 3.070 millones. Con la venta directa de activos, la entidad que dirige José Ignacio Goirigolzarri ha reducido su cartera en 6.000 millones.