¿En qué momento se encuentra el sindicato y cómo ve el futuro del sindicalismo?

De este congreso salimos muy reforzados, ha habido un consenso de trabajo e integración que ha permitido ir a una lista única. Salimos en unas condiciones que nos van a permitir afrontar los próximos 4 años, que serán complicados, de una forma muy adecuada. Y en general, el sindicalismo tiene que aprovechar la ola que hubo después del 2008, por todas las medidas que se tomaron. Noto que el trabajo de los sindicatos durante la pandemia en materia de protección fue muy bueno, y tenemos que aprovechar estos cuatro años para que se consolide.

Ha sido reelegido como secretario general. Su segundo mandato consecutivo. Eso es que se ve con fuerzas de seguir, a pesar de un año tan duro como el 2020.

La reflexión es al final la parte personal y la parte colectiva. Ha sido muy difícil a nivel personal y ha tenido un coste muy alto. Las familias han sufrido mucho y nosotros multiplicamos el trabajo durante esos meses, no dábamos a basto. Pero hay una satisfacción con el trabajo hecho y el convencimiento de que con la base que hay, se pueden hacer grandes cosas en los próximos años y pueden ser años ilusionantes.

¿Qué balance hace de sus primeros cuatro años al frente de CCOO en Aragón?

Hay un ámbito interno y otro externo. La pandemia acaba generando dos periodos. En el interno, al anterior congreso tuvo varias listas. En la pandemia el trabajo integrado consensuado de todo el sindicato fue encomiable, lo agradecí en el congreso porque ya no había siquiera recuerdo del congreso pasado. Y ese trabajo, ahora, está constatado. Tenemos que seguir afrontando las consecuencias de la pandemia y hemos retomado las movilizaciones para hablar de lo que ya hablábamos antes de la pandemia, la reforma laboral, las pensiones y el SMI.

¿Cómo cree que se va a erradicar la desigualdad creciente?

Hay dos palabras que definen los retos que debemos asumir, una es la precariedad y otra es la desigualdad. La temporalidad, la parcialidad, las brechas de género, la situación de la juventud que en Aragón tiene datos brutales… Toda esa lucha es la que permitirá también luchar contra la desigualdad social, y hay que añadir a todo esto las medidas de protección, hay que consolidar las medidas impuestas en la pandemia o el Ingreso Mínimo Vital, con las que se consiga un trabajo más estable.

¿Cómo ve la situación de la industria aragonesa? Parece que flaquea por la crisis de los semiconductores…

Ya tenía una situación complicada en algunos ámbitos, pero con la pandemia hemos descubierto algunos errores, no solo en Aragón. En Europa se dejaron de fabricar algunos productos, porque era más barato fabricarlo en otros lugares. Pero hay algunos que son esenciales como las mascarillas, y nos dimos cuenta con la pandemia. Los chips, que requieren una inversión muy fuerte, tampoco se fabrican en Europa, y sus fabricantes entienden que ahora es más lucrativo fabricar hacia otros productos diferentes. Y eso constata una debilidad. Europa tiene que recuperar una política industrial potente y determinar qué sectores son importantes. Se ha ido a lo barato y hemos descubierto que tiene sus costes.

Ya han pasado 20 días desde el 1 de Mayo. ¿Han servido de algo las constantes movilizaciones para retomar el diálogo social?

Intentamos que se volvieran a poner temas encima de la mesa que antes de la pandemia eran fundamentales. El 1 de Mayo lo que hicimos fue ganar en potencia y centrar esa propuesta. En este momento estamos hablando con el Gobierno en el ámbito de la reforma laboral, la negociación va lenta pero se está avanzando y se está negociando la subida del SMI. El Gobierno nos dice que tiene el compromiso de que va a cumplirlo, y en el tema de las pensiones, las últimas semanas estamos acotando un posible acuerdo. Todavía no lo hay a pesar de los rumores, pero sí es cierto que estamos cerca.

Se confirma lo que anunció Sordo el miércoles...

El contorno del acuerdo está más o menos definido, pero faltan los ajustes. Aunque a veces esos ajustes terminan cargándose un acuerdo. Hemos avanzado en qué queremos, qué es posible acordar entre las partes y a partir de ahí la posibilidad del acuerdo está cercana. Y en caso de alcanzarse sería un acuerdo muy potente.

¿En qué momento se encuentra la negociación de la derogación de la reforma laboral del 2013? La ministra Díaz lo ha emplazado a diciembre, pero ha asegurado que se llevará a cabo.

Hemos estado proponiendo que se separen dos ámbitos, de manera que se puedan avanzar en temas en los que se pueda llegar a acuerdos más rápido y seguir manteniendo la mesa de negociación para aquellos que necesitan más trabajo que realizar. La ministra ha optado porque el acuerdo sea global, pero tengo esperanzas de que haya acuerdo y vamos a trabajar porque lo haya lo más rápido posible, antes de diciembre por supuesto.

Y en Aragón, ¿Cómo es la relación entre agentes sociales y Gobierno?

Hay un buen clima de diálogo social, pero es verdad que hay problemas de negociación colectiva. Hay ámbitos donde es muy fluida, y a veces no es tan fluida y de vez en cuando tenemos que decir que estamos aquí. Pero hemos demostrado en la pandemia que la colaboración de los agentes sociales ha sido fundamental. Desde el primer momento dijimos que teníamos propuestas y queríamos afrontarlo esto entre todos, y se han plasmado en los acuerdos que se han aprobado estos meses con el Gobierno de Aragón.

Este año, parece que se ha aprendido de los errores. Se vacuna a los temporeros y se exigen mejores condiciones laborales. ¿Qué opina?

Nosotros avisamos el año pasado de la situación que se daba en ese sector porque las condiciones son muy precarias. La gente es sobre todo inmigrante con una problemática social muchas veces asociada. Avisamos de lo que podía suponer y que había que poner mucho más control. Este año hemos incidido en eso, en las vacunas, todo el mundo quería que pusieran las vacunas pero era una cuestión sanitaria. La medida puede mejorar, pero no soluciona el problema. El problema del sector del campo tiene que ver con la contratación que se hace y el descontrol del sector, y eso aunque pasara la pandemia, aunque todos estuviéramos vacunados, seguirá existiendo porque tiene que ver con la propia recogida de la fruta.

El otro día comentaba que la movilidad de estos trabajadores fue una de las principales causas, porque muchos viven en Zaragoza. ¿Cree qué se ha resuelto este problema?

Hay un elemento que es así. En Zaragoza se concentra gran parte de las personas que asumen la recogida en el campo durante estos meses. El año pasado mucha gente fue desde Zaragoza y se produce un problema que se trasladó a Zaragoza. Y a partir de ahí, se produjo una ola, la ola que tenemos de más respecto al resto de comunidades. Pero no solo lo vimos nosotros, lo vieron también las fuerzas de seguridad, los inspectores de trabajo. Parece que se priorizó más la recogida de la fruta a la situación sanitaria. El año pasado se juntó la tormenta perfecta.

La afiliación no ha bajado este último año, al menos por el momento. ¿Qué significa?

Tenemos una expectativa, la experiencia de la otra crisis. La de 2008. Nosotros sabemos que cuando viene una crisis, normalmente la caída de la afiliación se produce cuando caen los elementos de protección. En ese momento en que se reducen los ingresos económicos hay un momento de decisión, y dejas el sindicato. En esas decisiones personales entra el sindicato. Aunque esta crisis será diferente. Hemos notado que hemos seguido incrementando afiliación, pero creemos que ahora no habrá una caída porque las herramientas de protección son más fuertes que en 2008.