Elecciones generales

Abascal se la juega el 23J: aguantar en la tercera posición y sumar con el PP

Las encuestas anticipan una caída de escaños, pero la clave para Vox es tener la llave del futuro Gobierno de Feijóo

Solo un ejecutivo en solitario del PP podría abrir un debate interno en el partido, en el que nadie discute el liderazgo de Abascal

El líder de Vox, Santiago Abascal.

El líder de Vox, Santiago Abascal. / EP

Paloma Esteban

A pesar de la contundente victoria del PP el pasado 28 de mayo, cuando Vox analizó los resultados cundió la sensación del éxito. No solo extendieron su posición como tercera fuerza nacional a los municipios y comunidades de casi toda España, sino que iban a gobernar en cientos de ayuntamientos durante los próximos cuatro años. Conseguir la coalición en la Comunidad Valenciana con una vicepresidencia incluida fue para el partido de Santiago Abascal la prueba irrefutable del crecimiento. No solo habían resistido, sino que se consolidaron.

Lo que no esperaban, como casi nadie, es que tendrían que volver a medirse en las urnas un mes y medio después. El adelanto electoral de Pedro Sánchez precipitó algunos acuerdos con el PP. Esa ha sido la gran carta de presentación para estas elecciones: que Vox es ya un partido de Gobierno y que, por eso, el voto útil de Alberto Núñez Feijóo no tiene por qué calar tanto. La cuestión es que este 23J demostrará si hay cambio de ciclo político o no. Y en el caso de Vox, si son decisivos para ello.

Todas las encuestas anticipan una caída de escaños. Los 52 diputados de 2019 coincidieron con un momento de mucha debilidad para el PP de Pablo Casado (89 diputados, aunque seis meses antes habían tenido apenas 66) y con el desmoronamiento de Ciudadanos: se quedaron con una decena de ellos. Los sondeos consideran que la derecha se ha vuelto a reconfigurar y la mayoría de los electores naranjas, además de una parte de Vox, vuelven a las siglas del PP.

Está por ver en qué cifra quedan los de Abascal, aunque realmente lo que determinará su resultado será lo decisivos que sean para Feijóo. Si hay una caída fuerte de diputados pero garantiza un Gobierno de la derecha, Vox saldrá reforzado. La cuestión es que para eso necesita mantener la disputada tercera plaza con Sumar, en una semana especialmente buena para Yolanda Díaz.

En el debate a tres de RTVE la vicepresidenta y Abascal confrontaron de manera constante, dejando a un lado a Sánchez. El motivo era evidente: los dos necesitan asumir la tercera posición. Dirigentes de Vox consultados por este diario dan por hecho que ellos quedarán en tercer lugar. En gran medida, explican, porque en las circunscripciones de cinco escaños tienen más posibilidades que Díaz. Y eso, consideran, le hará difícil superarles. Pero el escenario está abierto.

¿Debate interno?

La realidad en este momento es que Abascal sigue constituyendo el gran activo electoral de su partido. Su liderazgo no solo es indiscutible, sino que el resto de figuras conocidas (Jorge Buxadé, Iván Espinosa de los Monteros o Ignacio Garriga) quedan muy lejos de su popularidad. 

Ningún cargo pone en discusión al líder, pero el 23J también medirá su gestión del partido y su capacidad para retener a un votante, el de Vox, que hasta el momento parecía el que mayor fidelidad mantenía.

Fuera de toda discusión, lo único que podría abrir el debate dentro de Vox sería un escenario de gobierno en solitario del PP. Es lo que buscará Feijóo a toda costa, pero dependerá del mapa global que deje la noche del domingo. Los populares entienden que si superan la barrera de los 150 diputados y, sobre todo, se acercan a los 160, estarán en disposición de pedirlo. Y buscarán abstenciones y apoyos en todos los grupos parlamentarios con la excepción de EH Bildu.

Vox se prepara para ese ninguneo inicial. Cuentan con que Feijóo hablará con el PSOE e incluso con otros grupos pequeños como el PNV antes de negociar con ellos. Pero la extrema derecha lo ha dejado muy claro: no regalará ni un voto.