Jacques Chirac y José María Aznar reafirmaron ayer sus discrepancias sobre el reparto del poder institucional en la nueva Unión Europea (UE), sobre Irak y sobre Marruecos. Al finalizar la que Aznar definió como "su última cumbre", ambos hicieron balance de ocho años de "excelentes relaciones" mantenidas entre España y Francia. Unas relaciones que Chirac equiparó a las de "dos hermanas", con todo lo que ello conlleva de "irritabilidad" en caso de divergencias.

Así sucede con el sistema de voto en el Consejo de la UE. "Me gusta tanto Francia que soy un enamorado de Niza", ironizó Aznar, para esgrimir el tratado firmado en esa ciudad francesa frente al texto de la Convención europea, que defiende Francia. Actitud que Chirac desdramatizó al apuntar que este roce no cuestiona la "solidez" de la relación bilateral, que progresa en otros campos.

En referencia al apartado de infraestructuras, además del tibio estudio para la construcción del enlace ferroviario transpirenaico (Vignemale), Aznar confirmó la voluntad común de otorgar la licitación del tramo del AVE Figueras-Perpiñán antes del 2004. Madrid y París acordaron también la construcción de un eje de alta velocidad Vitoria-Dax. Asimismo, concretaron el desdoblamiento de los enlaces por carretera con Lérida y Viella, que se incorporarán de esta manera a la red transeuropea.