Los Reyes inician hoy en Buenos Aires una visita de dos días a Argentina marcada por el difícil momento que atraviesan las firmas españolas con intereses en el país suramericano. Con la apretada agenda del viaje --que incluye una visita a la Patagonia--, los monarcas pretenden apoyar a los inversores españoles en Argentina y rebajar la tensión que rodea la relación entre los presidentes José María Aznar y Néstor Kirchner.

La crisis política y económica que ha azotado Argentina en los últimos años ha tocado de lleno a las firmas españolas, especialmente a Repsol, Telefónica, Endesa, Gas Natural y Aguas de Barcelona. Por eso el Rey, además de enfatizar los lazos históricos y culturales entre España y Argentina, hará votos por que las recetas económicas de Kirchner sean compatibles con la permanencia de las empresas españolas en su país.

GESTO POLITICO En Argentina se valora el simbolismo de la visita real y el gesto político que entraña, al considerar que la estancia del rey Juan Carlos en el país es sobre todo un reconocimiento de los especiales vínculos que unen a España y Argentina. Unos lazos que, como señalaba ayer el diario La Prensa, están por "encima de la coyuntura".

El distanciamento que existe entre Aznar y Kircher se consumó el pasado mes de julio en Madrid, cuando el líder peronista atacó a los inversores españoles que se habían quejado por las pérdidas que les ha acarreado la crisis argentina. El incidente llevó a Aznar a ratificar su negativa a viajar a Argentina, de modo que la visita de dos días al país suramericano de Juan Carlos y Sofía deberá servir de bálsamo que atempere las maltrechas relaciones entre las autoridades de ambos países.