Francisco Álvarez-Cascos tomó ayer posesión de su cargo como presidente del Principado de Asturias, y lo hizo con un discurso inflamado de regionalismo en el que se comprometió a no emplear "la disculpa de la herencia recibida" como "un parapeto para esconder la inoperancia".

Francisco Álvarez-Cascos prometió el cargo ante unos 500 invitados, entre los que se hallaban su antecesor, el socialista Vicente Álvarez Areces, y la ministra de Medio Ambiente, Rosa Aguilar.

A ella se dirigió precisamente para garantizar la colaboración de su Gobierno con el Ejecutivo central y para ofrecer a los ministros que acudan al Principado la presidencia de los actos institucionales (una transgresión del protocolo, que atribuye a los presidentes autonómicos la representación del Estado en ausencia del Rey y del presidente del Gobierno).

El expresidente asturiano Álvarez Areces, que resaltó diversos avances alcanzados por sus gobiernos, aseguró que Francisco Álvarez-Cascos tendrá su apoyo "en todo aquello que redunde en beneficio de Asturias". "Le deseo suerte y los mayores aciertos para el bien común de todos los asturianos y asturianas", concluyó. Areces no se presentó a la reelección en las pasadas elecciones autonómicas del 22 de mayo

Álvarez-Cascos cerró el discurso con una cita de Salvador de Madariaga: "Asturias es el más universal de los reinos de España, porque mientras Cataluña quiere parecerse a Europa, Asturias quiere parecerse a sí misma".