Los tres policías procesados por el juez Pablo Ruz en el marco del caso Faisán, Enrique Pamiés, Víctor García Hidalgo y José María Ballesteros, mostraron ayer su estupefacción por las acusaciones: un delito de colaboración con banda armada o, alternativamente, encubrimiento y otro de revelación de secretos. Los tres están acusados de intervenir en el chivatazo al presunto jefe de una red de extorsión etarra de que se iba a producir una redada, un caso que el Partido Popular ha convertido en arma arrojadiza en contra del Gobierno del PSOE.

Los procesados acudieron a la Audiencia Nacional para declarar, y sin duda el testimonio más impactante fue el de Pamiés, jefe de la policía en Euskadi, quien exhibió su currículo en la lucha antiterrorista y negó todas las acusaciones: "Me he pasado 29 años luchando contra la organización terrorista. He sacrificado mi vida y la de mi familia para defender a mi patria. Me indigna que me acusen de colaborar con ETA, a la que tanto daño he hecho". Pamiés, García Hidalgo, exdirector general de la policía, y Ballesteros, inspector de la brigada de información de Álava, solo tuvieron que responder a una pregunta del fiscal y lo hicieron con un no: "¿Comparten la finalidad de la banda terrorista?".

Pamiés denunció ante Ruz que "intereses políticos y mediáticos" han contribuido a "construir un entorno" para incriminarlo. "Debo ser el mejor agente doble de la historia", afirmó irónico.